domingo, 3 de junio de 2012

Nuestro medio ambiente en la cuerda floja

El simple acto de botar una bolsa o una botella de plástico a la calle, que demora en descomponerse entre 100 y 1.000 años, daña de manera irreversible el medio ambiente de la ciudad y de todo el planeta. De hecho, Santa Cruz, considerado el departamento de mayor desarrollo industrial y económico del país, presenta una gran diversidad de problemas ambientales. Entre ellos, según Rosario Pedraza, coordinadora departamental de Lidema Santa Cruz, está el aumento de desechos, el acelerado crecimiento poblacional, el desarrollo industrial, el avance de la frontera agrícola y el uso indiscriminado de recursos naturales. Los aspectos señalados por Pedraza, coinciden con la versión de Manlio Roca, secretario de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente de la Gobernación cruceña.

Los recursos naturales están degradados
Entonces, la pregunta de rigor es ¿cuál es el estado o situación ambiental? Según el informe de estado ambiental del departamento de Santa Cruz, los principales problemas que afectan a nuestro medio ambiente son: degradación de los recursos naturales, deforestación, el avance de la frontera agrícola, los incendios forestales, la contaminación atmosférica, la contaminación por residuos sólidos y el uso de agroquímicos. Con relación a la degradación de los recursos naturales, según la investigación realizada por Rosario Pedraza, solo un 12% de la vegetación del territorio departamental se encuentra muy poco degradada o casi intacta. Un 7% ha sido transformada en cultivos agrícolas y pasturas y el 81% se encuentra con niveles de degradación desde bajo a muy degradado. De hecho, en el paisaje regional de la Amazonia, ubicado al norte de Velasco y suroeste de Ichilo, un 87% de la vegetación se encuentra altamente degradada o transformada. Otro factor natural que señala son las inundaciones, causadas principalmente por eliminación de la cobertura arbórea, expansión de las áreas urbanas hacia riberas del río, lo cual ocasiona aumentos excesivos de los caudales, provocando erosión y desbordes en las riberas de las cuencas. Las sequías también se convierten en otro factor determinante. Según la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), la siembra de verano ya se ve afectada por la sequía, pues normalmente esta comenzaba a mediados de octubre. Sin embargo, ante el retraso en las lluvias, los agricultores deciden esperar a que llueva hasta que la tierra se acumule por lo menos 200 mm. La erosión es otro problema que contribuye de manera significativa. Según datos oficiales, Santa Cruz, cuenta con una superficie total de 370.621 kilómetros, y la parte afectada erosionada hasta 1996 alcanzaba a 122.158 km, equivalente al 33% del total del territorio departamental con diferentes grados de deterioro. La mayor parte de la superficie erosionada estaba clasificada en los rangos de moderada y fuerte, sumando entre ambas 59.758 km, que representa el 49% del total de la superficie con algún grado de erosión. Para la coordinadora departamental de Lidema Santa Cruz, la pérdida de la biodiversidad es otra consecuencia. Se estima que las especies en peligro de extinción, especialmente en mamíferos, aves y reptiles, se han elevado significativamente en los últimos 10 años. "La captura, caza y extracción de animales silvestres para el comercio, constituye una amenaza para la supervivencia de especies de fauna, especialmente de las especies más vulnerables", señala. Los incendios forestales también se convierten en amenazas contra el medio ambiente. En el 2010, hasta octubre, se han registrado 2.470.132 hectáreas quemadas, según fuentes oficiales de la Autoridad de control de Bosques y Tierras (ABT). Las provincias Velasco, Ángel Sandóval y Ñuflo de Chávez, han alcanzado un récord en quemas. De enero a noviembre en Santa Cruz se han registrado 30.242 focos de calor. Más del 80% de las quemas que se registran a escala nacional están concentradas en 24 municipios de los departamentos de Santa Cruz y Beni. De igual forma, hasta el momento se han quemado en estos lugares 535.132 hectáreas de terreno, de las 637.391 detectadas en todo el país.

Deforestación y avance de la frontera agrícola. Las actividades agropecuaria y forestal se han convertido, en los últimos años, en pilares esenciales de la economía del departamento y del país, garantizando la seguridad alimentaria, generando riqueza y fuentes de empleo. Este desarrollo de la actividad agropecuaria estaba localizado, según la Gobernación cruceña, al 2005, casi en un 70% en las zonas que el PLUS identificó como aptas para la actividad. Sin embargo, alrededor de un 30% de la ampliación de la frontera agrícola y pecuaria se ha realizado en tierras que el PLUS determinó para otros usos, tales como los bosques de protección de las riberas de los ríos, en algunas áreas protegidas, y los bosques de producción ubicados en las Reservas Forestales de El Choré y Guarayos. El proceso de expansión de la frontera agrícola en nuestro departamento es un proceso descontrolado que ha ocasionado un gran impacto irreversible. Actualmente hay áreas en el departamento severamente afectadas, como por ejemplo la Reserva Forestal de El Choré, a causa del continuo proceso de apertura de caminos, realizados por colonos dedicados a la extracción ilegal de madera, siendo esta una actividad ilícita y sin control dentro de la reserva. A pesar de todo, existen buenos augurios o por lo menos afirmaciones alentadoras con relación a otros países. “Creo que Bolivia en el contexto mundial frente a otros países, todavía tenemos un medio ambiente relativamente bueno, pese a ciertas dificultades”, sostiene Manlio Roca.

Cada año se deforestan 200 mil ha de bosque

El departamento de Santa Cruz lidera los índices de deforestación con 200.000 hectáreas al año, lo que equivale al 67% del total del perjuicio en Bolivia tomando en cuenta que la deforestación anual es de 300 mil hectáreas. Así lo hizo conocer el secretario de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente de la Gobernación cruceña, Manlio Roca. La autoridad departamental indicó que el perjuicio se produce en áreas no aptas para los cultivo agrícolas y pecuarias, como las reservas forestales y áreas protegidas de El Choré, Bajo Paraguá y Guarayos. Esto ocasiona el chaqueo, la quema de la biomasa y a su vez los incendios forestales que derivan en la pérdida de la biodiversidad y termina con el avance de la frontera agrícola. “Esta situación origina una cadena de contaminación del medio ambiente. Y creo que ese es un tema de fondo que debemos tratar en nuestro departamento", reflexiona Roca, al señalar que el problema de fondo es que "nadie" cumple las leyes medioambientales.

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