Cristiane de Moraes es la representante de la Unión para el Biocomercio Ético (UEBT) para América Latina, institución internacional que promueve prácticas de conservación de la biodiversidad a través de un comercio equitativo y que permite a sus asociados la asesoría de expertos y otros beneficios. De Moraes estuvo días atrás en Santa Cruz para dar un taller a empresas bolivianas acerca del tema. EXTRA conversó con ella para conocer detalles de lo que es la UEBT.
- ¿Cuál es la misión de la Unión para el Biocomercio Ético ?
- La UEBT es una institución sin fines de lucro que trabaja con empresas que se comprometen a aplicar prácticas que promuevan la conservación de la biodiversidad. Es decir, que impulsan el uso sostenible de ingredientes naturales, la repartición justa de los beneficios de los actores involucrados en la cadena de abastecimiento de sus productos, pero además que colaboran en el desarrollo de las comunidades con las que trabajan para su de- sarrollo y preservan la ecología de la región.
Entonces, nuestra tarea es ver y verificar si la cadena de abastecimientos de nuestros asociados es realizada siguiendo estos criterios de aprovisionamiento con respeto. La verdad es que ya muchas empresas lo están haciendo de manera correcta, pero no saben cómo transmitirlos a la sociedad ni a los que participan de esa cadena productiva, entonces nosotros los ayudamos también en ese aspecto.
- ¿Qué beneficios trae afiliarse a la UEBT?
- Desde hace cuatro años encuestamos a 8.000 personas en ocho países para conocer la percepción que la gente tiene acerca del tema. Lo hemos llamado Barómetro de Biodiversidad. Cada año que pasa vemos que crece el interés por el tema. Los últimos datos indicaron que el 63% de la gente está concienciada acerca de la biodiversidad y tiene interés en conocer el origen de los materiales que usa a diario; esa sensibilización del consumidor va en aumento y con el tiempo será un requisito indispensable para las marcas y proveedores la adopción de prácticas sostenibles y éticas. Entonces, la membrecía de la UEBT garantiza a los consumidores y a los inversores de que se está realizando un uso sostenible y ético de la biodiversidad.
-¿En qué casos no se hace un biocomercio justo?
- Por ejemplo, cuando no se establecen los precios ecuánimes. Hay que tomar en cuenta que dentro de esa cadena de abastecimiento tenemos varias empresas o un proveedor que es muchas veces una mancomunidad, una cooperativa que tiene que tener sus derechos respetados, con precios equitativos entre las partes y que a veces no se cumplen. Nosotros velamos para que haya respeto de los actores que están involucrados en el biocomercio.
-¿Cuál es la situación actual del biocomercio en nuestra región?
-Los países de Latinoamérica, especialmente los de la zona de la Amazonia, son bastante requeridos por las empresas orientadas al biocomercio, porque tienen mucha diversidad biológica, muchas especies y pueden generar ingredientes innovadores, como ocurre en el campo de las empresas de belleza. Entre esos países Brasil es el que más se destaca, pero países como Bolivia y Perú también lo pueden hacer. No solo por el interés que tienen esas empresas en que les suministren ingredientes para sus productos, sino porque son países que tienen tradición en el uso de ingredientes naturales.
-¿Cómo evaluaría la situación de las empresas de biocomercio en Bolivia?
-No es un tema nuevo en Bolivia, porque la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) está trabajando en este campo con diversos emprendimientos desde 2005, pero ahora creo que las propuestas están más maduras y hay varias empresas que están interesadas en tener la membrecía de la UEBT. Estamos viendo la oportunidad de hacerlo con esas empresas.
-¿Qué cosas debe tomar en cuenta una empresa para tener un aprovisionamiento con respeto?
-Lo que necesita la empresa es primero entender que existe un consumidor que está interesado en comprar ingredientes naturales. Si se mira el barómetro de biodiversidad que realizamos, los datos indican que al consumidor le importan los ingredientes naturales. Un 85% los busca, por ejemplo en los cosméticos y también les interesa su procedencia.
Un 69% presta atención al lugar de donde provienen los productos. Realmente hay un consumidor que está interesado en este asunto. Por otro lado, existen empresas que están trabajando no solo en especies nativas, sino en ingredientes naturales en general y que ya están en un camino de biocomercio ético, pero no saben todavía la importancia y la valoración que actualmente se da a eso.
-Algunas empresas que trabajan dentro de lo que es el biocomercio en la Amazonia y la zona andina se han quejado de las restricciones que ponen a sus productos los países europeos, ¿eso es cierto?
-No es necesario irse tan lejos. Solo para que un producto entre a Brasil se requieren de varios permisos y autorizaciones. Claro que no son tan exigentes como la de los países europeos, pero son necesarios para garantizar la salud de las persona. Creo que los permisos son algo muy importante que tienen que ser cada vez más tomados en cuenta por las empresas que fabrican un producto, pero también las autoridades de nuestros países deben poner reglas más claras, porque existen las leyes, pero quienes deben normarlas no saben cómo aplicarlas y ponen muchas trabas a los que quieren sacar productos con los conceptos de biocomercio. Por eso es muy importante involucrar no solo a las empresas, sino también a los gobiernos y a las instituciones.
-Usted trabajó más de diez años en Natura, una empresa que es considerada modélica en la aplicación de prácticas de medidas y procedimientos que promueven la conservación y la utilización sostenible de la biodiversidad, ¿cómo ellos lo consiguieron?
-Natura es uno de nuestros miembros fundadores. Empezó a trabajar el tema del biocomercio ético a finales de los años 90 y fue precursora. En aquella época no se utilizaba el término de biocomercio, pero ya practicaba mucha de esas características y ahora tiene un programa con sus proveedores que hace que la empresa sea considerada entre las más sostenibles y correctas del mundo según ha sido considerada por medios de comunicación especializados.
Creo que el secreto de su éxito es que se involucra en la cadena productiva. Por ejemplo, Natura sabe exactamente cuál es el origen de cada uno de sus productos. Entonces tiene contacto con las comunidades, sabe lo que ésta pasando con ellas y negocia directamente con los productores. Por ejemplo, hace diez años yo era una de las negociadoras de la empresa e íbamos al monte a hablar con las personas que producían la materia prima de los cosméticos, desarrollábamos proyectos con ellos e incluso los entrenábamos para negociar con nosotros. Hoy a raíz de eso muchas comunidades se han convertido en cooperativas que no solamente le venden a Natura, sino también a otras empresas. Actualmente esta empresa está desarrollando, lo que se denomina Programa Amazonia, que pretende crear en las mismas comunidades amazónicas centros de investigación asociados a las universidades brasileñas para que las personas de las comunidades puedan tener un nivel técnico y que genere nuevas fuentes de trabajo.
Pero lo que nosotros recalcamos como UEBT es que las empresas no necesariamente tienen que tener mucho dinero como Natura para seguir una conducta de sustentabilidad, lo que se debe hacer es seguir los criterios de aprovisionamiento con respeto.
Natura empezó como una empresa pequeña. Cuando nosotros empezamos en la empresa éramos cinco y ahora hay más de 300 trabajando en el tema de sostenibilidad.
Perfil
Amplia trayectoria
Cristiane de Moraes / Representante para América Latina de la UEBT
Cristiane de Moraes es la representante de la UEBT en América Latina y tiene una licenciatura en tecnología medioambiental, es magister en administración de empresas, logística y de negocios sostenible y durante los 18 años de su carrera se ha desempeñado en el área de desarrollo de productos y administración de empresas de compañías como Rhodia, Unilever y Natura.
De Moraes trabajó en Natura por más de 10 años en asuntos relacionados con la sostenibilidad y fue responsable de la adquisición y suministro de materias primas y estableció la política de la empresa el desarrollo sostenible y el compromiso de los proveedores de prácticas sostenibles.
Diez empresas bolivianas socias de la cámara Nacional de Biocomercio (Bionativa), que trabajan con ingredientes y productos naturales nativos de la biodiversidad andino-amazónica, trabajaron en el taller dictado por De Moraes para ser las primeras empresas del país en obtener la membrecía de la Unión para el Biocomercio Ético (UEBT), lo que permitirá que tengan mayores oportunidades de acceso a mercados. La iniciativa es incentivada por la FAN.
Los participantes fueron empresas que trabajan con productos de la biodiversidad nativa, como el cacao, maca, asaí, castaña, cupuazú, palma real y otros.
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