¿Qué futuro queremos? Es la pregunta central a la cual responderán los gobernantes de los países miembros de la ONU que participarán en la cumbre global de medio ambiente, que se desarrollará entre el 20 y 22 de junio en Río de Janeiro, Brasil. Excepto, como ya se ha informado oficialmente, el presidente de EEUU, Barack Obama; la canciller alemana, Ángela Merkel, y el primer ministro del Reino Unido, James Cameron.
Esto equivale a preguntarse si es posible un crecimiento depredador del medio ambiente que tiene como efectos cuantificables el calentamiento global y la pobreza, entre otros.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20 -se denomina así porque se realiza 20 años después de la Cumbre de la Tierra en Río-, centrará su debate en la economía verde y la erradicación de la pobreza.
“La ONU encomendó que esta conferencia trate dos temas. La economía verde, con un enfoque que guíe las políticas mundiales en función al desarrollo sostenible y las nuevas metas para la erradicación de la pobreza. Discutirá una agenda global para los próximos 20 años”, explicó René Orellana, jefe de la delegación boliviana que negocia en la cumbre global ambiental.
Según el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, Río+20 dará la oportunidad de corregir algunos hábitos y poner manos a la obra para acabar con la pobreza, hacer frente a la destrucción del medio ambiente y construir un puente hacia el porvenir.
La Unión Europea ha planteado un paquete de desarrollo sostenible que sustituiría a las Metas del Milenio, que debían cumplirse en 2015 y que tendrá como primer horizonte el 2030. Es decir, otros 15 años para erradicar la pobreza.
Pese a los compromisos asumidos, la salud de la Tierra se ha agravado desde 1992. Se calcula que al final de este siglo la temperatura del planeta habrá subido en promedio 1,8 grados centígrados en el mejor de los casos y cuatro grados en el peor, con el consecuente aumento de fenómenos como ciclones y sequías, la subida del nivel de los mares y la extinción de numerosas especies de flora y fauna.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) ha afirmado que los compromisos han quedado cortos y el mundo sigue por un “camino insostenible”.
Pero tal informe ha sido ya rechazado por los países en desarrollo, entre ellos Bolivia, pues se concentra en lo ambiental y deja de lado lo social y lo económico.
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