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EFE
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Los líderes de estados clausuraron ayer la Cumbre Río+20.
La Cumbre Río+20 culminó ayer en Brasil con la aprobación de un modesto plan para avanzar hacia una “economía verde” que frene la degradación del medio ambiente y combata la pobreza, un acuerdo fuertemente criticado por falta de metas vinculantes y financiamiento
La cumbre, la mayor en la historia de la ONU, reunió durante diez días a líderes y representantes de 191 países 20 años después de la histórica Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro, que tomó decisiones para combatir el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desertificación de los suelos.
El texto final fue saludado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, como un “muy buen documento, una visión sobre la cual podemos construir nuestros sueños”.
“Brasil fue el responsable por construir un consenso posible. El consenso posible es un punto de partida y no de llegada”, señaló por su parte la anfitriona de la cumbre, la presidenta brasileña Dilma Rousseff.
El acuerdo de 53 páginas “es la definición de la economía de los próximos 20 ó 30 años”, estimó André Correa do Lago, jefe negociador de Brasil.
“Los líderes del mundo se reunieron en Río de Janeiro para decir que la prioridad máxima del mundo es la erradicación de la pobreza, y la segunda prioridad es un cambio de los patrones de consumo y producción que sean viables para un mundo que tendrá 9.000 millones de habitantes para 2050”, afirmó.
Pero miembros de la sociedad civil, furiosos, denunciaron el “fracaso” y la falta de ambición de los líderes. “Río+20 ha sido un fracaso de proporciones épicas”, señaló Kumi Naidoo, de Greenpeace Internacional, uno de los activistas en la alternativa Cumbre de los Pueblos, que congregó a unos 50.000 participantes en diez días, quien se reunió con Ban este viernes para entregarle un documento con críticas.
“Ahora debemos trabajar juntos para formar un movimiento que enfrente la crisis económica, ecológica y de igualdad que está siendo impuesta a nuestros hijos. El único resultado de esta cumbre es una rabia justificada, una rabia que debemos transformar en acción”, dijo.
El documento final adoptado por los líderes mundiales subraya las principales amenazas: desertificación, agotamiento de los recursos pesqueros, contaminación, deforestación, extinción de miles de especies y calentamiento climático, catalogado como “uno de los principales desafíos de nuestro tiempo”.
También lanza un proceso para adoptar objetivos de desarrollo sostenible que midan los avances sociales y ambientales.
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