Se escucha la palabra "océano" y acude a la mente la imagen de profundas y misteriosas corrientes marinas, plagadas de mitos y sirenas, de corsarios y leyendas, de amores y aventuras.
Rompe tal ensueño la realidad, a sabiendas de que los vertimientos de petróleo y sustancias radioactivas; y la realización de pruebas nucleares contaminan esas aguas que han inspirado a poetas y escritores.
Cada 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, una iniciativa que surgió en 1992, a propuesta del gobierno canadiense, en ocasión de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, Brasil.
Años más tarde, en 1998, la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco apoyó esta celebración internacional, y desde entonces alza sus voces para preservar ese recurso natural que además de servir como fuente de alimentos, contribuye a regular el clima, entre otros beneficios.
A pocos días de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, Río+20, el Día Mundial de los Océanos es también una oportunidad para movilizarse por la preservación de ese tesoro común que hace la Tierra habitable para el ser humano.
Así lo destaca la directora general de la Unesco, Irina Bokova, en un mensaje, donde reclama que la función de los océanos sea debidamente tomada en cuenta en la Conferencia Río+20, junto con sus múltiples repercusiones para la justicia social, la conservación del medio ambiente y la eficacia económica.
Como "pulmones del planeta" los calificó la titular, pues los océanos proporcionan la mayor parte del oxígeno que respiramos; también son fuente de alimentos y medicinas, y parte fundamental de la biosfera.
Recuerda la directora general del ente internacional una verdad evidente: el planeta Tierra es sobre todo un planeta azul, y en elocuente contraste plantea que la "economía azul" del océano es eje central de nuestras vidas.
Sin embargo, lamenta que los océanos y sus recursos se deterioran y agotan debido a la presión, cada vez mayor, a la que están sometidos, causada principalmente por la contaminación y la sobreexplotación.
El mensaje deviene gran desafío; cada día la humanidad debe proteger la integridad de los ecosistemas marinos, para que al escuchar la palabra "océano", no se pierda aquella abstracción de las profundas y misteriosas corrientes marinas, plagadas de mitos y sirenas, de corsarios y leyendas, de amores y aventuras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario