Desde el pasado 13 de este mes de junio, se realiza en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, la cumbre mundial sobre medio ambiente y las plenarias de conclusiones están previstas para los días 21 y 22 momento en el cual se aprobará una declaración final que dictaminará las acciones a seguir por los gobiernos del planeta para mitigar los efectos del cambio climático.
Durante la cumbre denominada Río+20, se enfrentarán dos visiones: por una parte, la "economía verde" que impulsan los países desarrollado a la cabeza de Estados Unidos y por otra, el pleno respeto a la naturaleza que propugnan organizaciones no gubernamentales.
Los defensores de la naturaleza afirman que la economía verde no es la respuesta a la actual crisis climática y ecológica porque la solución no es poner precio a la naturaleza que beneficia a Estados Unidos y a otros países miembros del G-8.
Un panel de especialista reunido en La Paz, la primera semana de junio, determinó que las experiencias de la economía verde en América Latina y el Caribe, promueven falsas soluciones como son los mercados de carbono, los pagos por servicios ambientales las energías limpias y los biocombustibles.
De acuerdo a estos especialistas, la economía verde vulnera los derechos humanos, incluyendo los derechos a la vida, a la salud, al agua a un medio ambiente sano, a un nivel de vida digna, a los medios de subsistencia necesarios, a la propiedad, a la vivienda, a la cultura y los conocimientos tradicionales, así como los derechos de los pueblos indígenas originarios, incluido el derecho a la libre determinación y al territorio.
Denuncia que la "violencia, la represión, desplazamiento de comunidades, censura y asesinatos son usados para imponer la economía verde en sus manifestaciones actuales. Los Estados criminalizan la protesta, el pensamiento divergente y la resistencia a la imposición de la economía verde".
Pero además, la economía verde, implica un nuevo ajuste estructural con nuevas formas de endeudamiento debido a que las Instituciones Financieras Internacionales promueven incrementar la deuda externa ilegítima impuesta a los países históricamente explotados para su transición a la economía verde, es decir incrementando también la deuda ecológica, social y climática de la que los pueblos del Sur somos acreedores".
Será esta visión la que se enfrentará en Brasil cuyo resultado, determinará el rumbo a seguir por los gobiernos del mundo en procura de frenar las emisiones de dióxido de carbono, culpable del calentamiento global también llamado efecto invernadero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario