La laguna de los Incas o Cotapachi, ubicada detrás del calvario de Urkupiña en Quillacollo, está seca y su situación ha empeorado en la última década. Hoy sólo quedan pequeños charcos en el embalse de 105 hectáreas, que en el pasado ayudó a los incas a conservar el maíz en 2.000 qollqas (silos).
La pérdida del afluente ha reducido la biodiversidad. Las plantas medicinales que crecían en el entorno y los peces han desaparecido. Las garzas, gaviotas y otras aves acuáticas ya no llegan a la desértica laguna, lamentó el subalcalde del Distrito 6 de Quillacollo, Lucio Omonte.
La laguna también conocida ancestralmente como la laguna de los Incas, hace más de 500 años, comenzó a secarse hace 10 años y fue explotada constantemente por las empresas de cerámicas que extrajeron arcilla con el argumento de profundizar la cubeta, pero sin ningún control ambiental.
Cotapachi también se vio afectada por la contaminación del río Rocha. La poca agua que quedó del río se desvió para regar cultivos y se clausuraron todos los ingresos del Rocha, dijo el responsable de Desarrollo Productivo de la Alcaldía de Quillacollo, Milton Copa.
Explicó que la laguna sufrió una sedimentación acelerada, que se agravó por la falta de lluvias. “La laguna está completamente seca, hay unos pequeños charcos de agua que no son ni el cinco por ciento del agua que contenía este espacio. Los comunarios cuentan que en esta laguna existían peces y las aves que venían descansar, ya no lo hacen porque no hay agua”, dijo.
Soluciones
Hace una semana, los comunarios de la zona solicitaron al municipio de Quillacollo que inicie los trabajos de recuperación de la laguna a través del dragado para llenarla durante la época de lluvias y criar peces.
La Alcaldía de Quillacollo informó que iniciará el dragado en las siguientes semanas, también tiene planeado instalar un dique para evitar que el agua salga del embalse. “Esperamos recolectar el agua de lluvia y las aguas de Misicuni que se echarán al río Chijllawiri, después de que se realicen las pruebas de las turbinas de ENDE”, dijo.
Copa explicó que el trabajo de recuperación se realizará en una primera instancia sólo por personal del municipio, posteriormente se evaluará la contratación de personal especializado.
Las últimas lagunas urbanas que quedan en la región metropolitana de Cochabamba: Alalay, Cotapachi, Coña Coña y Quenamari están seriamente amenazadas por la falta de agua, protección y manejo adecuado.
Sólo la laguna Alalay requiere un presupuesto de 1,5 millones de bolivianos para el diseño de un plan de recuperación y preservación, llevar adelante este proyecto demandará 50 millones de bolivianos. El sector recibe además aguas contaminadas del río Rocha y alcantarillas.
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