Sus beneficios antioxidantes y su bajo aporte calorífico pusieron de moda al arándano fresco, un fruto del que Chile es su máximo exportador mundial, pero donde sus productores están hoy sometidos a los efectos del cambio climático.
Hace más de 30 años, un visionario grupo de agricultores chilenos decidió plantar los primeros arándanos en regiones del centro y sur de Chile, confiados en que de los fértiles campos de estas zonas, de gran producción frutícola, brotara este pequeño fruto de un pronunciado color azul, muy apetecido por los estadounidenses, sus mayores consumidores mundiales.
Investigaciones recientes revelaron que además de su buen sabor, esta fruta tiene grandes beneficios para la salud, especialmente por sus beneficios antioxidantes, provocando un aumento explosivo de sus ventas.
"Yo me atrevería a decir que los arándanos están ‘in’ es una fruta ‘hot’, por la demanda y a los supermercados les gusta, porque está en una categoría que atrae gente”, dijo Andrés Armstrong, director ejecutivo del Comité Chileno del Blueberry, que reúne a 43 exportadores chilenos de arándanos.
En los últimos tres años, sin embargo, el arándano ha estado a merced del cambio climático, variando su producción. Las inusuales lluvias que cayeron en gran parte de Chile en noviembre, causaron un breve atraso en la cosecha de este año, lo que se sumó a una inestabilidad de la temperatura, un fenómeno poco usual en el característico clima mediterráneo del centro y sur chileno.
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