- ¿Considera que Bolivia tiene la capacidad para liderar la lucha por el cambio climático?
Bolivia asumió un rol de liderazgo muy importante en Copenhague, donde sus propuestas fueron las más inspiradoras para la gente, y eso se está viendo aquí en Cochabamba como algo concreto.
-¿Son propuestas que pueden generar cambios en la manera de encarar la crisis climática?
- El tema es si las propuestas que hace Bolivia son suficientes como para empezar a resolver la crisis climática. A partir de eso podemos ver si realmente estas propuestas pueden ser concretas. En muchos foros políticos preguntamos, ¿es pragmático hacer esto?, ¿esto servirá para algo? Suena muy político, pero son preguntas válidas para hacer.
En temas de cambio climático, uno puede tener una propuesta políticamente inviable, pero viable en temas ambientales. Y eso es lo que hoy tenemos. Lo que se decidió en Copenhague era políticamente pragmático, pero que al final terminaba destruyendo el medio ambiente.
Entonces yo creo que las propuestas de Bolivia son pragmáticas, porque son suficientemente radicales como para poder hacer algo.
- ¿Un tribunal internacional que juzgue a los que infringen las normas medioambientales (como propone una de las mesas de la conferencia) puede ser efectivo?
Tiene que haber algo, un ente que pueda regular esto, porque hay mucha impunidad en temas del cambio climático, no hay a quién responsabilizar. Por ejemplo, mi país, Canadá, firmó el protocolo de Kyoto, que es algo legalmente vinculante, en el que se decía que había que reducir las emisiones en un 17%; al día de hoy, mi país los está emitiendo en un 35% y nadie paga los platos rotos por eso y nadie es culpable, pero si Canadá rompe alguna de las reglas del Nafta, que es el tratado de comercio de los países del norte, nosotros somos los primeros en ser enviados a una corte de comercio internacional. Entonces, la única razón por la que creo que Canadá está rompiendo las reglas ambientales es porque no hay ningún tipo de consecuencias. Será una batalla muy dura instalar un ente regulador, porque muchos países, incluso Bolivia, tienen industrias que contaminan: minería e intereses hidroeléctricos que también afectan al medio ambiente.
- Morales y García Linera dicen que el causante de la contaminación y del calentamiento global es en realidad el capitalismo ¿Usted cree que es así?
- Sí, el ADN del capitalismo, que es el crecimiento industrial, es el gran causante del calentamiento global, pero no toda la película es esa, porque otros esquemas económicos, como el desarrollismo y el socialismo tradicional, se han basado también en economías extractivas, que de alguna manera han afectado al medio ambiente. Necesitamos un nuevo modelo que cuestione desde la base los pilares fundamentales del crecimiento, pero yo creo que ningún otro sistema devora la tierra con tanto ‘entusiasmo’ como el capitalista.
- Algunos piensan que, más allá de promover el cambio climático, en realidad las intenciones de Evo son políticas.
- Creo que no. Estas ideas no vienen del Presidente, sino de los movimientos indígenas de este país.
- ¿Evo Morales es un producto, una marca o un líder genuino?
- Le están preguntando a la persona equivocada, porque la gente siempre me pregunta si soy mi propia marca, por haber escrito No Logo. Así que no me gusta mucho esa pregunta (risas), pero pienso que Evo Morales es producto de su propio éxito, porque él está inspirando a movimientos sociales y grupos indígenas, como los de la mesa 18, que incluso están fuera de su control. Entonces lo que él está produciendo es algo que la gente de alguna manera quiere, necesita y busca. A diferencia de otros líderes políticos, no voy a nombrar a nadie, pero que de alguna manera tienen más control sobre este tipo de movimientos y les dejan menos libertades para hacer lo que ellos realmente quieren.
- ¿Como Hugo Chávez?
- No voy a dar nombres (risas). Por ejemplo, éste es un espacio respetable para dar voz a estos movimientos sociales e indígenas, y nadie les va a indicar lo que tienen que decir. Nadie me ha dicho lo que tengo que decir.
Perfil
Activista reconocida
Naomi Klein nació en Montreal (Canadá) el 8 de mayo de 1970. Además de economista es periodista y una sagaz investigadora. Trabajó como columnista de diarios, como The Guardian (Reino Unido) o The Globe and Mail (Canadá), pero alcanzó notoriedad internacional con libros como No Logo (2001), Vallas y ventanas (2003) y La doctrina del shock (The Shock Doctrine, 2007), así como con el guión del documental La Toma (2004). Todos ellos trabajos en los que critica la globalización y que la han convertido en uno de los referentes más importantes de los activistas antiglobalización. Ha recibido también el Doctor honoris causa en Derecho por el King´s College University de Nueva Escocia, ha sido catedrática en la London School of Economics. Actualmente escribe un libro en el que abordará la crisis climática. Luego de Cochabamba, Klein visitará la ciudad de La Paz, donde tiene previsto dar otras charlas.
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