“El lunes nos quedamos sin comida, por eso ahora salí a contratar a una comidera para que nos aliste 60 platos para nuestra delegación”, afirma preocupada Marlene Enríquez, indígena peruana de la organización Las Micaelas, una de las decenas de agrupaciones que participan en la Cumbre de los Pueblos.
De acuerdo con el reporte de los organizadores, los asistentes al evento bordean las 24.000 personas. Bajo un sol pleno y con una temperatura que llegó a los 33 grados Celsius, Marlene buscaba a la vendedora de comida el lunes. Al igual que ella, decenas de personas hacían lo mismo ayer al mediodía, pese a algunos puestos donde se ofrecían platillos como charquekán, chicharrón, picante de pollo, además de sándwiches. “Es que son caros y vinimos con lo justo”.
Otros agradecieron a la Cumbre. “El lunes preparé 50 platos de picante de pollo, 50 de ají de fideo, 50 de fricasé y 50 truchas, y todo se acabó en una hora”, sostiene feliz Juana Chambi, una vendedora. “No me puedo quejar, estos días estoy vendiendo muy bien, por eso ahora he triplicado el precio por plato”, agregó.
No obstante, la demanda de alimentos crece y la oferta no abastece, porque el Gobierno aseguró alimento para 10.000 personas. “¿Tiene algo de comida, señora? ¿Habrá alguito todavía?”, preguntaban ayer decenas de visitantes.
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