La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático fue el escenario en el que se empezaron a diseñar las estrategias para la batalla de Cancún, con duras críticas a los modelos desarrollistas de la modernidad y al Gobierno de los Estados Unidos; con amenazas a la Organización de las Naciones Unidas y con el inicio de la planificación del financiamiento necesario para movilizar grupos humanos hasta México.
El evento se llevó a cabo en el municipio de Tiquipaya, desde el martes 20 hasta el miércoles 22 de abril, en los salones del hotel Regina, en la Universidad del Valle y en el coliseo de esta ciudad. Después de 48 horas de trabajo efectuadas en 17 mesas en las que trabajaron más de 35 mil personas considerando distintos factores de la crisis climática, un encuentro entre presidentes y pueblos fue el escenario que cerró las discusiones.
En la culminación, cuatro representantes presentaron las definiciones efectuadas en las plenarias en las que se resumieron las conclusiones de las 17 mesas y estos resúmenes fueron escuchados por los presidentes de los gobiernos de los países de Bolivia, Evo Morales, y Venezuela, Hugo Chávez, además del vicepresidente de Cuba, Juan Esteban Lazo, y las delegaciones oficiales de países como Nicaragua, representados por la canciller, Rosario Murillo; del Ecuador, dirigidos por su ministro de Relaciones Exteriores, Ricardo Patiño; del Paraguay, encabezados por su jefe diplomático, Óscar Arias y de México, encabezada por el jefe de asesores del Ministerio del Medio ambiente, Juan Rangel.
Además estuvieron presentes las representaciones oficiales de otros 47 gobiernos, que sólo contaban con autoridades de mediana jerarquía y otros representantes de algunas organizaciones internacionales.
Aunque los organizadores del evento se estrellaron duramente contra el capitalismo dándole cierto toque socialista a las discusiones, en la mayoría de los grupos de trabajo se rechazaron los dos modelos político - económicos de la modernidad y plantearon la necesidad de construir un nuevo paradigma.
Al abrir esta reunión de “pueblos y gobierno”, el presidente Evo Morales, sostuvo que es necesario que las posiciones que se asumieron en este encuentro internacional sean escuchadas por los mandatarios que asistirán a la Cumbre que se realizará bajo el marco de la Organización de las Naciones Unidas en México y anunció que una comisión intercontinental la llevará en esta semana. Advirtió que de no tomarse en cuenta “inmediatamente esta Comisión (Intercontinental) debería empezar una demanda ante la Corte Internacional de Justicia”, afirmó.
A estas declaraciones se sumaron las del vicepresidente de Cuba, Esteban Lazo, quien habló de la obligación moral que tiene el Gobierno de Estados Unidos de suscribir el Protocolo de Kioto; junto a las del canciller de Ecuador, Ramiro Patiño, quien ofreció 2,5 millones de dólares para que el Gobierno de Estados Unidos firme el Protocolo de Kioto y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien sugirió invertir el monto ofrecido por Ecuador al gobierno de Barak Obama, en financiar la movilización de activistas hacia Cancun, para presionar para que las decisiones de la Conferencia de Tiquipaya sean tomadas en cuenta por los mandatarios del mundo.
Después el canciller boliviano, David Choquehuanca, hizo un resumen de las actividades efectuadas por los participantes de este evento durante dos días de reunión y organizados en 17 mesas que contenían entre 300 y 500 miembros debatiendo.
El Canciller explicó que en total se acreditaron 35.151 personas que llegaron de Europa, de los cuales 9.154 representantes llegaron de Estados Unidos, Centro América y Sudamérica. El resto de los participantes acreditados llegaron representando a 142 países del mundo.
Pollo y Coca cola
Las declaraciones del presidente Evo Morales en el acto inaugural, en las que dijo que las hormonas femeninas que tiene el pollo provocan desviaciones sexuales y que la Coca Cola sirve para destrancar inodoros, casi llegaron a restarle seriedad al evento y provocaron muchas repercusiones a nivel internacional, desviando la atención del tema central, que fue la protección del medio ambiente. Dentro del evento, desde ese día nadie quiso comer pollo y la mayoría explicaba que entendía que el presidente Morales cometió un error al hablar de este tema, pero aseguraron que por si acaso, era mejor prevenir que lamentar.
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