La mesa popular 18, más conocida como la “mesa rebelde”, concluyó ayer su trabajo con una resolución por la que varios organismos no gubernamentales encabezados por el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), repudiaron a los gobiernos que impulsan proyectos de energía y mega infraestructura de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (Iirsa).
Se trata de la iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana que apoyan instituciones financieras multilaterales y que involucran a los países de América del Sur, busca impulsar la integración y modernización de la infraestructura física, bajo una concepción regional del espacio suramericano.
El “Tata Rafael Quispe”, autoridad originaria de las comunidades de la industria extractiva del Conamaq, explicó que en dicha iniciativa están implicados 510 megaproyectos de los cuales 16 corresponden a Bolivia, entre los que se encuentran los planes de construcción de corredores bioceánicos. Falta coherencia en discurso “Para los pueblos indígenas, hablar de la Madre Tierra, es hablar de los pueblos indígenas. Esos 16 proyectos han sido firmados en el año 2000 con capitales privados, sin los pueblos indígenas”, dijo Quispe que cuestionó la falta de consecuencia del Gobierno entre su discurso y la coherencia y realidad.
Cuestionó también que el presidente Evo Morales, durante la inauguración de la Conferencia Mundial de los pueblos sobre el Cambio Climático hubiera criticado el consumo de pollo transgénico y el uso de vajilla de porcelana, cuando la semana pasada convocó al Conamaq al Palacio y les dio para comer pollo transgénico en platos de porcelana. Quispe insistió que tanto el capitalismo como el socialismo se sustenta en la industria extractiva por lo que son considerados como desarrollistas, consumistas y depredadores y afirmó que el respeto a la Madre Tierra no va con ninguna de esas corrientes.
Conclusiones
Crítica a los gobiernos populares
La resolución de la Mesa 18 asumió ayer en sus conclusiones la responsabilidad de cuestionar a los regímenes latinoamericanos denominados “populares” y a la lógica consumista, “de la muerte, del desarrollismo y del neo extractivismo”, a través de un documento que buscan que sea de cumplimiento vinculante con otros países.
A lo largo de los nueve puntos del documento suscrito por más de una decena de organizaciones no gubernamentales e indígenas se repudia “al imperialismo, a las transnacionales y a los gobiernos del denominado progresismo latinoamericano que impulsan proyectos de energía y mega infraestructura de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (Iirsa) en todos los territorios latinoamericanos —especialmente territorios indígenas y áreas protegidas—”.
Además exigieron cambiar el modelo de “pseudo desarrollo” que privilegia las exportaciones de materias primas y plantea avanzar en la construcción de alternativas que estén en función de los intereses de los pueblos, privilegiando la equidad y la solidaridad.
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