El Gobierno dispersó hoy por la fuerza la marcha de unos 1.500 indígenas de la Amazonía que rechazan una carretera que dividirá una reserva natural, con el resultado de varios heridos y detenidos, informaron fuentes oficiales.
Los agentes atacaron con gases y porras el campamento de carpas de los indígenas cerca del pueblo de Yucumo, a más de 300 kilómetros de La Paz, y el subcomandante de la Policía, general Oscar Muñoz, aseguró que lo hicieron porque fueron amenazados por nativos armados con flechas.
En cambio, el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, dijo que tiene informes de que los agentes actuaron cuando los indígenas estaban a punto de cenar y exigió a Morales el "cese inmediato de la violencia" contra los manifestantes, y lo mismo hizo la oficina de la ONU en La Paz.
La marcha cumplió hoy 41 días, luego de que el sábado se viviera momentos de tensión cuando un grupo de mujeres retuvo más de una hora al canciller David Choquehuanca, acción que el Gobierno calificó de "secuestro", aunque el propio ministro, de origen aimara como Morales, evitó usar tal palabra.
Los líderes de la protesta anunciaron hoy que estaban dispuestos a retomar la caminata en las próximas horas, cuando se redujera la tensión, pasando por el pueblo de Yucumo, cuyo acceso estaba bloqueado por centenares de policías y campesinos y cultivadores de coca leales al presidente.
Los indígenas rechazan la carretera porque atravesará el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) y temen que esa reserva ecológica sea depredada e invadidos por los productores de coca, planta base para fabricar cocaína.
Los policías forzaron a cientos de indígenas a subir a autobuses que los llevaron al pueblo vecino de San Borja, de donde los trasladarán a sus comunidades, según dijo el general Muñoz.
El jefe policial agregó que se "detuvo a tres o cuatro personas" y que hay varios heridos en ambos bandos, aunque no de gravedad.
Los medios informaron que muchas mujeres indígenas fueron separadas de sus hijos y pedían ayuda para hallarlos antes de que se pierdan en el bosque.
La Policía impidió la cobertura de fotógrafos y periodistas y algunos perdieron sus equipos en medio de la refriega, según denuncias de los medios bolivianos.
La intervención se produjo horas después de que Morales anunciara un referendo en los departamentos de Cochabamba y Beni sobre la carretera, y tras invitar a los dirigentes indígenas, ahora detenidos o dispersados, a dialogar en La Paz.
Morales, que ha visto afectada su imagen de indigenista y ecologista por este conflicto, según reconocen incluso miembros de su Gobierno, volvió a defender hoy la polémica vía, financiada por Brasil.
Argumentó que será parte de un carretera entre el Atlántico y el Pacífico que pasará por "toda la zona amazónica", uniendo a Brasil, Bolivia y Perú.
El gobierno acusa de promover las protestas a antiguos colaboradores de Morales, como el exviceministro Alejandro Almaraz, quien el viernes se sumó a la protesta con otros antiguos aliados del mandatario.
Tras la intervención policial, Almaraz declaró a la radio Erbol que estaba oculto en la selva con otros activistas que tienen "la firme decisión de continuar la marcha".
"La brutalidad represiva del Gobierno traidor de Evo Morales no nos va a derrotar. Nuestra decisión es inquebrantable y vamos seguir marchando por el monte", dijo Almaraz.
La representante de la ONU en Bolivia, Yoriko Yasukawa, pidió poner fin la violencia contra de los indígenas.
"Lo primero para nosotros es que paren la violencia lo antes posible, y recordarle a las autoridades, y a todos sus niveles, que es su responsabilidad parar la violencia y proteger a la gente que está allí", afirmó Yasukawa a periodistas.
"Estamos nosotros indignados por lo que está aconteciendo", dijo, de su parte, el Defensor Villena, al señalar que es contradictorio que Morales hubiera invite a un nuevo diálogo y al mismo tiempo ordene la represión de la marcha.
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