A pesar de que la mayoría de los seres humanos tiene un reducido acceso a los recursos naturales, existe un agotamiento general que está jugado un papel determinante y amenaza con conducir al colapso de la sociedad mundial en su conjunto. Sin embargo es posible adoptar medidas que conduzcan a un uso sostenible de los recursos.
El agotamiento de muchos recursos vitales es fruto de la destrucción, depredación del medio; todo ello orientado a la búsqueda de beneficios particulares a corto plazo. Esto constituye uno de los problemas más preocupantes de la situación actual de emergencia planetaria.
¿Cuáles son los recursos esenciales cuyo agotamiento está generando problemas?
Muchos recursos han sufrido una drástica disminución como por ejemplo: las pesquerías. Alteraciones ecológicas, como las provocadas en la desembocadura de los ríos, a las que no se deja llegar suficiente agua, o la utilización de técnicas como las redes de arrastre, han esquilmado irreversiblemente muchos barcos pesqueros.
Se sabe que la fauna marina se encuentra en una situación de auténtico peligro lo que repercutirá en la calidad de vida de la especie humana ya que, entre otras cosas, el mar provee el 50 por ciento del oxígeno al medio ambiente y constituye un filtro para la contaminación, además de una fuente de alimento esencial.
A la fecha existen investigaciones que señalan que el 30 por ciento de las especies marinas ya han colapsado, lo que significa que su número total se ha reducido en un 90 por ciento desde 1950 y que, si no se toman medidas urgentes, las especies que en la actualidad capturan las flotas pesqueras entrarán en situación de colapso antes de 2050.
Otro ejemplo es la masa forestal. En los últimos 100 años el planeta ha perdido casi la mitad de su superficie forestal, un promedio de 11,2 millones de hectáreas de bosques vírgenes anual.
Esto sólo es el principio de otros problemas, conforme se va facilitando el acceso a los bosques con carreteras para recoger los árboles talados y otros, éstos se hacen más secos y más susceptibles a los incendios, lo que reduce aún más la masa boscosa y ello, a su vez, hace que menos agua de lluvia se filtre en la tierra. Nunca se han presentado tantos incendios como los de estos últimos años en las selvas tropicales.
Y ello se relaciona con la pérdida de otro recurso natural: el suelo cultivable, justamente cuando nos encontramos en el momento de aumento de la demanda alimentaria más grande de toda la historia. Por otra parte, las talas e incendios se realizan, supuestamente, para disponer de más suelo cultivable, pero el resultado suele ser una degradación total al cabo de muy poco tiempo: es lo que ocurre en las selvas tropicales.
A través de observaciones vía satélite se ha podido seguir la expansión de las zonas deforestadas. Cada año se dan cifras que comparan el tamaño de las zonas deforestadas en la Amazonía.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó al 2011 como el Año Internacional de los Bosques con el fin, entre otros, de fomentar la toma de conciencia sobre la ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques de todo tipo, para luchar contra la desertización y el cambio climático y, en definitiva, para promover la acción internacional para la conservación y el desarrollo de los bosques como parte integrante del desarrollo sostenible del planeta.
Todos pueden contribuir a esta causa y proteger los recursos vitales. Todos podemos y debemos aplicar las “3R” (reducir, reutilizar y reciclar) y así contribuir al cambio social.
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