martes, 8 de diciembre de 2015

Agua del lago Poopó desaparece y los comunarios piden atención



Las comunidades aledañas al milenario lago Poopó enfrentan una de las sequías más severas desde 1980. Las aguas desaparecen, no hay peces y solo va quedando tierra seca, situaciones que golpean la economía de pescadores, quienes piden ayuda urgente.

La Razón hizo un recorrido desde la orilla del lago Poopó, declarado en 2012 como sitio Ramsar (humedales de importancia internacional) por ser hábitat de una variedad única de peces y aves, hasta la Isla de Panza, un lugar ceremonial ubicado al medio del lago, donde encontró kilómetros de tierra árida, medio centenar de botes abandonados y pescadores dedicados a otras faenas para el sustento de sus familias. En noviembre de 2014, los pescadores hallaron miles de peces y aves muertas en las orillas del lago, lo que inició una cadena de desastres, aseguraron.

Valerio Calle (55), autoridad originaria de la comunidad de Untavi e Isla de Panza, del municipio orureño de Toledo, informó que tras ese desastre unas 70 familias pesqueras migraron a las ciudades, a otras provincias, a Chile o Argentina en busca de fuentes de trabajo. “Tienen que mantener a sus familias y hacer estudiar a sus hijos”.

El lago Poopó está aproximadamente a una hora de la ciudad de Oruro. Se trata del segundo lago más grande de Bolivia, después del Titicaca. El lugar albergaba una variedad única de flora y fauna. Casi 2.000 familias viven de la pesca en el lugar.

Una reciente investigación de la Universidad Técnica de Oruro advierte que podría convertirse en salar a causa de las elevadas concentraciones de arsenio, plomo, cadmio y zinc, lo que acelera la desaparición del recurso hídrico, sumada a la contaminación.

Un antiguo pescador, Andrés Ayma (70), indicó que la sequedad empeora y que muchos en la región apuntan como causantes a la contaminación minera y al fenómeno de El Niño. “Ojalá que este año llueva para que nuestro lago vuelva a alimentar a las familias, eso le pedimos a la Madre Tierra”.

Un grupo de pescadores indicó que entre 1980 y 1982 vivieron una sequía similar, aunque otros señalaron que no vieron que las aguas desaparezcan a ese extremo. Agregaron que en otros años sacaban provecho de la producción de sal para sostenerse. “Ahora ya no hay ni eso, muchos estudios demuestran que es por la contaminación minera”, sostuvo Cirilo Choque (50), pescador.

Desde lo más alto de la Isla de Panza se pudo verificar que el Poopó está completamente seco. Los comunarios indicaron que antes la isla estaba rodeada de agua, pero en la actualidad solo es un lugar de reserva por el forraje para vicuñas y suris (avestruz andino).

“Hace dos meses había láminas de agua, donde todavía quedaban flamencos y patos silvestres, por eso hay algunas manchas en la pampa seca. Pero no sabemos a dónde se han ido las aves, para nosotros es una tristeza ver así a nuestro lago milenario”, dijo Calle.

El ayllu Pumasara habita en los alrededores del Poopó y está distribuido en cuatro “ranchos”: Taipi Sirca, Vicorco, T’ia Sirca y Ch’ojña Sirca. También está la población de las comunidades de Untavi, Villa Concepción y la Isla de Panza. Sus habitantes temen que la sequía del lago derive en convertir a estos lugares en “pueblos fantasmas”.

“Las pocas familias que aún vivimos acá nos estamos aferrando a la vida, pero pedimos a las autoridades departamentales y al hermano Evo Morales que se acuerden de nosotros”, manifestó la autoridad comunaria.

Los pescadores pidieron potenciar la crianza de ovejas y proyectos alternativos, como la crianza de cerdos, chinchilla y conejos, y lagunas artificiales para la producción de truchas y pacú. Otra sugerencia es dragar el río Desaguadero, que es el brazo derecho que desemboca en el lago Poopó, para salvarlo de la desaparición. Calle recordó que la Gobernación de Oruro declaró al lago Poopó zona de emergencia en 2014, pero lamentó que no haya ayuda.

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