Fernando Vargas marchó en primera línea, flanqueado por dos portabanderas. A veces con una gorra en la cabeza, otras con un sombrero de cuero. Avanzó un paso tras otro y mientras movía sus pies se remontaba a sus años de niño. Se acordaba que en su casa materna del Tipnis cazaba peces de un flechazo, que se trepaba a los árboles como un mono y que por las tardes fabricaba flechas.
En Yolosa, campamento cerca de Coroico, Vargas descansó encima de una colcha y la esposa de un policía de tropa le curó sus pies ampollados. El dirigente, de 46 años, entró triunfante a La Paz para pedir al presidente Evo Morales que garantice que el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) no será ‘herido’ por ninguna carretera.
- ¿Cómo fue su vida de niño?
- Yo me salí de mi casa a la edad de 12 años. En el Tipnis estudié hasta octavo y después me fui a Trinidad. Me separé de mi familia para estudiar y trabajar. En 1978 dejé mi casa materna y volví en 1988. Volví con mujer y a partir de ahí mi padre me regaló una propiedad de tanta alegría, porque pensaron que yo había muerto.
- ¿Por qué se fue?
- Siempre me gustó aventurarme. Me gusta enfrentar al mundo y no que el mundo me enfrente. Al volver al Tipnis empezó un problema tremendo, a mi propiedad metí 150 cabezas de ganado y a los pocos días vino un señor diciendo que ese espacio era de él. Entramos en discusión, era un sicópata. Ahí empezó mi interés por acabar con la injusticia. Yo le pedí apoyo a la Iglesia católica, a Derechos Humanos y comencé a defender al parque como territorio indígena.
- ¿Qué hacía usted antes de ser presidente del Tipnis?
- He trabajado como técnico de la subcentral del Tipnis por más de nueve años. Yo salí bachiller con formación en derecho jurídico y tengo capacitación en planificación, elaboración de proyectos, resolución de conflictos, medioambiente, impacto de actividades petroleras y saneamiento de tierras. Trabajé como técnico y coordinación socioambiental, oficial mayor del gobierno de San Ignacio de Moxos 2005-2010, asesor del Servicio Nacional de Áreas Protegidas y llevé una propuesta de constitucionalizar la áreas protegidas. Todas las decisiones que he tomado en mi vida han sido consultadas con mi esposa y mis ocho hijos. Dos están en la universidad, estudian Derecho.
- ¿Qué hacía antes?
- Trabajé en la Alcaldía de San Ignacio de Moxos hasta enero. Durante febrero y marzo me fui al Tipnis, después elaboré un proyecto para el Fondo Indígena para mejorar la producción del ganado y procesar derivados de leche y carne.
- ¿Qué dijo su familia cuando decidió marchar?
- Mi familia sabía que se venía una marcha. Casi todos los días nos hablamos por teléfono. El 25 de septiembre, cuando la Policía nos agarró a palos y patadas, fue una situación crítica para mi esposa y mis hijos. Vieron en la tele la masacre. Uno de mis hijos se fue a la plaza de Trinidad a pedir solidaridad, logró que se organicen las protestas.
- ¿Ha sufrido amedrentamiento?
- Antes de la represión del 25, mi esposa me decía que había dos vagonetas negras con vidrios oscuros que rondaban la casa. Después de la golpiza no aparecieron más.
- ¿Cómo es la vida dentro del Tipnis?
- Es diferente a la ciudad. Uno sale de la escuela, se va al chaco o al río, a pescar. Siempre comiendo lo que la naturaleza da. Los fines de semana uno se va a cazar. En la ciudad uno se encuentra con otro mundo, extrañas esa libertad que te da el campo.
- ¿En qué momento decide luchar por la ecología?
- Tengo una formación en resolución de conflictos. Me doy cuenta de que hay un rechazo sobre los valores de la naturaleza. Hay mucha madera y aves que sacan de contrabando de los bosques. Veo que la gente de las ciudades no valora la selva, sino el dinero. Esto me empezó a preocupar. Así tengan que fusilarme mañana siempre seré honesto, diré la verdad. Lo que he construido hasta ahora no debe ser destruido por unos cuantos centavos.
- ¿El Gobierno le ha ofrecido plata?
- Nunca, hasta ahorita. Nunca he recibido llamada del Gobierno. Recibí ofrecimiento cuando era técnico en el proceso de saneamiento. Más de $us 150.000. He tenido oportunidad de vivir mejor, pero he preferido ser pobre como soy, pero rico en amistades.
- ¿Quién es su mejor amigo?
- El mejor amigo es aquel que está en las buenas y en las malas, el que ríe y se alegra y llora con vos.
- ¿Cómo se encuentra económicamente?
- Tengo mi casa en Trinidad desde hace más de 15 años gracias a mi trabajo, tengo dos motos que la trabajan mis hijos como taxi y unas cabezas de ganado. Me encanta la ganadería, la manejo bien, con eso pienso reactivarla.
- Cuando marchaban mucha gente salía a saludarlos...
- La gente siente un aprecio no porque estamos defendiendo la naturaleza, el derecho de las personas a que no sean pisoteadas. Eso lo sabe la gente. Desde el día de la pateadura he caminado adelante. Cuando la gente me animaba se me iban los dolores del cuerpo.
- Hay personas que ya hablan de que se lanzará a la política
- La gente tiene derecho de pensar eso. Yo nunca lo he pensado ni lo he soñado, por lo tanto no tengo planes. Pienso hacer un diplomado y una maestría en gestión pública para candidatear a alcalde de San Ignacio de Moxos, pero lo veo difícil porque la autoridad que entra solo ve el interés personal.
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