EL XIV CONGRESO MUNDIAL DEL AGUA | SIRVIÓ PARA TEJER VARIAS REDES DE APOYO ENTRE PAÍSES CON PROBLEMÁTICAS SIMILARES.
Del 25 al 29 de septiembre pasado, en Porto Galinhas (Brasil) se llevó a cabo el XIV Congreso Mundial del Agua, donde se discutieron conceptos fundamentales y se establecieron redes de interacción para tratar asuntos como las leyes, el acceso, la transferencia de conocimientos y tecnología, haciendo hincapié en el agua, como un derecho humano.
Participantes de todo el mundo expusieron las problemáticas de sus regiones y la forma en cómo las están afrontando, de manera que sus ejemplos sirvieron como referencia a otros con circunstancias similares. El profesor Christopher Scott, presidente del Comité Científico Internacional, responsable de la organización de este evento junto a otros patrocinadores, tiene claro que el Congreso no iba a solucionar prácticamente ninguno de los problemas actuales que giran en torno al agua, pero sí que crearía vínculos que podrían permitir atender problemas de acceso al agua, crecimiento urbano, etc., lo cual era fundamental para el éxito de esta reunión. Puede decirse que el objetivo se ha cumplido. Y la fórmula ha sido la modestia con la que se ha planeado. No se pretendió lograr una solución al problema global del agua porque sería imposible dados los diferentes contextos, pero sí buscar salidas desde un enfoque más directo como temas de conocimiento tecnológico o de leyes y gobierno.
“Queremos establecer un campo de interacción donde las personas no insistan en su relación de poder con el otro, sino en brindar conocimientos para poder cuestionar y sacar provecho de las diferentes experiencias.”
EL ESCENARIO
Se ha demostrado que el cambio climático afecta directamente a los países más pobres. La emisión de los gases invernadero continúa en exceso, principalmente de parte de las naciones industrializadas, lo que causa la pérdida de glaciales, aumento de temperatura, inundaciones, sequías, huracanes, la subida del nivel del mar y eventos climáticos no predecibles. Los resultados son pérdida de fuentes de agua, epidemias, sistemas productivos agrícolas inviables, inundaciones y eventos extremos, casas destruidas y mayor pobreza, que están perjudicando los derechos humanos de millones de personas a la vida, al agua, seguridad, alimentación, salud, vivienda y cultura.
Según el Panel Intergubernamental en Cambio Climático, el cambio climático podría cortar a la mitad el rendimiento de cultivos en partes de África el 2020, y exponer 50 millones de personas al riesgo de hambre. Casi medio millón de personas vive hoy en islas que están amenazadas con su extinción por la subida del nivel del mar. Y hasta un billón de personas podrían enfrentar escasez de agua en Asia y América Latina hasta el 2050 debido al derretimiento de los glaciares. Este tipo de impactos, por su lado, probablemente resultarán en una migración masiva a través de fronteras y en conflictos agravados.
El cambio climático está teniendo profundos efectos en el agua en todo el mundo. Una combinación de cambios de patrones y cantidad de lluvia con temperaturas en aumento está causando mayor evaporación, derretimiento de los glaciares, desprendimientos de tierras, inundaciones y sequías. Este cambio ambiental está incidiendo en la frecuencia y severidad de desastres naturales relacionados con el agua, así como en la disponibilidad y calidad de los recursos hídricos.
Para Scott, ingeniero geólogo de la Universidad de Arizona, el mayor problema respecto al agua continúa siendo la escasez. “En el caso de la región andina por ejemplo, en gran parte de Bolivia, de Chile, Argentina, son lugares de poco acceso hídrico. Y no sólo por el hecho tangente en sí, sino por situaciones de acceso económico y social al agua. Es un hecho que el futuro del planeta se basa en el buen manejo del agua, en todos sus aspectos.”
EL AGUA, UN DERECHO Y UN DEBER
Cuando la Declaración Universal de Derechos Humanos fue redactada en 1948, sus autores no pudieron imaginar la complejidad que, en su momento, crearía el cambio climático. Las leyes deben evolucionar rápidamente para enfrentar a este desafío, pero no lo están haciendo a la velocidad que se debe, entendiendo el principio del agua como derecho humano y por tanto al consumo y a las actividades productivas relacionadas con la seguridad alimentaria y medio ambiente.
Aunque se está trabajando en el tema, es cierto que la balanza no tiene equilibrio. Hay países con más poder de decisión que otros, sin embargo Scott no comparte la idea de que el futuro sea apocalíptico y que en algún momento se desate la temida guerra del agua. “Puede ser que los beneficios que el uso del agua traigan, sean más para unos debido a intereses políticos y económicos. En Africa por ejemplo, grandes trasnacionales están invirtiendo para aprovechar ciertas zonas, sin beneficio para las comunidades, pero no considero que esta situación dure mucho sin que se regule de forma correcta. Los países no pueden quedarse como simples observadores.”
El agua para consumo, para las necesidades prioritarias, es un derecho. Todos los seres humanos deben tener acceso al líquido vital, pero en cuanto al uso del agua en industrias o en procesos agrícolas, es necesario definir quién y dónde deben tener acceso.
“El uso del agua para producir alimentos va a ser el mayor desafío en el uso humano de agua. Existen otros, como calidad ecológica y biodiversidad, pero el derecho de explotar el agua en una región para producir alimentos, como el caso de los monocultivos de soya por ejemplo, requieren de estudios y reglamentaciones”, explica Scott.
ALTERNATIVAS Y APOYOS
Agua Sustentable, es una organización no gubernamental sin fines de lucro con sede en la ciudad de La Paz, Cochabamba y Tupiza. Desde el año 2005 la institución trabaja con organizaciones sociales realizando análisis y propuestas técnicas que permitan la constitución jurídica de derechos sociales de acceso, gestión y uso del agua y medio ambiente. Las acciones de la institución están orientadas a la investigación, incidencia, capacitación y gestión técnica a nivel internacional, nacional, regional y local. El Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC por sus siglas en inglés) financia varios proyectos en Bolivia a través de Agua Sustentable. Uno de ellos es la adaptación al cambio en la cuenca Illimani, dado que este glaciar es la única fuente de agua para varias comunidades rurales, se necesita buscar con urgencia maneras de distribuir y usar el agua con mayor eficiencia a fin de minimizar conflictos sobre su acceso que pueden acrecentarse. El proyecto apunta a fortalecer la capacidad de las comunidades y autoridades locales para desarrollar estrategias de adaptación al cambio climático a largo plazo en la cuenca.
Otros proyectos financiados por el IDRC, como el del Baño Solar Andino o el Proyecto Pueblo Solar Andino, podrían ser también desarrollados en el país. Ambos conceptos son parte del trabajo de la Fundación Eco Andina, que se llevan a cabo en el norte de Argentina, concretamente en Jujuy. El Pueblo Solar, que se ubica en Lagunillas del Farallón, en esta provincia argentina, ha logrado que el 90% de los habitantes utilicen la energía solar en alguna de sus formas: cocinas, calefacción, baño, riego, electricidad, con una disminución en el uso de leña de un 65%. Mientras que el Baño Solar Andino, también aplicado en Lagunillas del Farallón, es una construcción bioclimática, donde los habitantes pueden acceder a un ambiente con las comodidades necesarias de higiene, también aprovechando la energía solar para el agua caliente, con un calefón adaptado al clima extremo de la puna andina.
Existen varias alternativas para solucionar problemáticas que impiden el acceso cabal al agua. Aunque pueda parecer que los conflictos son más que las soluciones, los científicos están dispuestos a trabajar sobre ellas. Sin embargo la voluntad política es esencial para sus logros. Este Congreso ha sido un paso esencial para sentar las bases en pos de un mundo más equitativo en un asunto absolutamente vital como es el agua.
"Los problemas relacionados con el agua son cada vez más frecuentes y severos, lo que pone en riesgo su disponibilidad y calidad"
BOLIVIA, AGUA Y DERECHOS
Creado en 1970, el IDRC reporta sus actividades al Ministerio canadiense de Asuntos Exteriores. El IDRC tiene proyectos en agricultura y medio ambiente, políticas de salud global, información y comunicación de tecnologías para el desarrollo, ciencia e innovación y políticas sociales y económicas. En Bolivia, el IDRC apoya desde 1975 varios proyectos que incluyen investigaciones en temas como sistemas de salud, políticas ambientales, uso de recursos naturales, desarrollo de fuerzas laborales, manejo de desperdicio y reformas en el uso de tierra.
El control de los recursos naturales ha sido durante mucho tiempo uno de los ejes de los conflictos políticos en Bolivia. El acceso al agua ha sido un problema de especial tratamiento. El contexto demuestra que los pobladores del campo compiten por el agua para el riego y para sus hogares, con empresas privadas y las grandes plantas mineras e hidroeléctricas.
Varios estudios realizados por Agua Sustentable, con el apoyo del IDRC, han servido para elaborar una propuesta de distribución de agua aceptable para todos los usuarios, que legitimó el uso tradicional y los derechos de agua de la población rural. Estos derechos fueron incluidos en una ley de riego aprobada en 2004 - un logro notable, dado el fracaso de 32 intentos previos para alcanzar tal acuerdo. En 2009, con Agua Sustentable de nuevo jugando un importante papel de asesoramiento, los derechos al agua fueron incorporados en la nueva Constitución de Bolivia.
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