La reducción de bofedales y la extensión de áreas de pastoreo inciden en la disminución de la cantidad de ejemplares del avestruz altiplánico.
El camuflaje de las plumas color tierra y paja no basta para salvar al suri de la mano humana. La colecta indiscriminada de sus huevos amenaza su existencia, a lo que se suma una falta de planes que aseguren su existencia.
Huevos para todos santos. El suri, un ave andina que alcanza a medir entre 80 centímetros y un metro de altura, vive en el altiplano, en sitios de hasta 4.000 metros sobre el nivel del mar. Cuando ve a un predador corre. Puede alcanzar hasta los 60 kilómetros por hora, y cuando se cansa, se sienta para mimetizarse con el paisaje.
Según la bióloga Carmen Quiroga, el macho prepara el nido en los cerros, una vez al año. Cava un hueco que cubre con paja. Allí, las hembras, que pueden ser hasta 15, colocan los huevos, que luego empollará él solo.
La gente, según la experta, sale en busca de estos nidos para colectar sus huevos, cada uno de los cuales se vende hasta en 25 bolivianos. “Encontrar 30 huevos de suri es hallar una fortuna, pero una vez que el nido fue alterado (tocado), el padre ya no vuelve a cuidarlo” y lo abandona.
Antes de la fiesta de Todos Santos, señala la especialista, es normal que aumente la colecta de huevos de suri para la preparación de masas. Son muy cotizados por su tamaño, que puede alcanzar hasta 19 centímetros. Otro uso que se le da es el ornamental.
Constantes ataques. En Bolivia, hasta la fecha, no se levantó un censo de la población de suris. Sin embargo, según Miguel Ángel Molina, biólogo del Viceministerio de Medio Ambiente, los datos recogidos en el Libro Rojo de Vertebrados muestran que cada vez se observan menos individuos de esta especie, por lo que fue catalogado en peligro de extinción.
De acuerdo con Quiroga, durante la observación de un año a esta especie en el Parque Sajama, un área protegida de Oruro, en la frontera con Chile, lo máximo que se logra ver son clanes de hasta 10 ejemplares, muchos menos de los 30 que hace no mucho tiempo formaban estos grupos.
La reducción, explicó, se debe a la aún existente caza ilegal para la extracción de las plumas, utilizadas principalmente para la confección de trajes folclóricos y otras actividades similares.
Mayor pelIgro. En torno al suri, se despliegan otras amenazas que lo afectan con el tiempo, como la destrucción de su hábitat por la construcción de carreteras, la destrucción de bofedales, de tolares y pajonales, sitios donde no sólo habita esta ave, sino de los que se alimenta. El pastoreo en estas áreas verdes y la canalización de afluentes de agua de los bofedales también le afectan.
Según Molina, en Bolivia todavía hay cierto recelo sobre planes para beneficiar a esta ave “porque no sabemos cómo están las poblaciones. Una vez que sepamos esto, ya se podrá elaborar estrategias de manejo, de crianza o de cautiverio”. Sin embargo, adelantó que se prepara un plan para trabajar en la “estrategia para aves altoandinas”, en la que estará inmerso el suri como una de las especies prioritarias, porque se encuentra en peligro de extinción.
25 días es el tiempo mínimo que necesita el huevo del suri para ser empollado por el padre.
Esta especie come todo, es omnívora, se alimenta de cactus y brotes tiernos. otras veces come roedores, lagartijas e insectos. en ocasiones ingiere piedras para su digestión. generalmente suele dejar podrir un huevo a un lado de su nido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario