La marcha de indígenas bolivianos contra una carretera que dividirá en dos una reserva ecológica amazónica cumplirá este sábado dos meses, mientras el presidente Evo Morales insiste en construirla y advierte que nada lo obliga a acatar una eventual consulta popular contra la vía.
El presidente de la Confederación de Indígenas del Oriente de Bolivia (Cidob), Adolfo Chávez, declaró que la demanda de los amazónicos "es legítima" y que Morales "está desesperado" por la inminente llegada de la marcha a La Paz, para exigirle que suspenda definitivamente ese proyecto vial.
"El presidente es del altiplano y no piensa igual que un amazónico. Le estorba la selva. Por eso, más fácil es buscar culpables entre los yankis y la derecha", dijo Chávez por teléfono, mientras caminaba hacia Sacramento, pueblo situado a unos 70 kilómetros de La Paz, a donde llegará en unos cinco días más.
Chávez alude a que Morales, de origen aimara, ha acusado a los indígenas de estar al servicio de Estados Unidos, la derecha, la prensa, las multinacionales, organizaciones no gubernamentales, ex aliados del mandatario, policías inconformes y muchos otros, en sus intentos de desprestigiar a los amazónicos.
La mayoría oficialista del Congreso probó esta semana una ley para consultar a los amazónicos sobre la carretera, en otro intento del Gobierno para frenar la marcha, pero Chávez dice que es extemporáneo porque ese proceso debió haberse iniciado antes de contratar la obra, que comenzó en junio.
Además, Morales reavivó la polémica al decir el jueves que es "imposible" que las consultas populares sean "vinculantes", lo que analistas y diplomáticos consultados por Efe interpretaron como un anuncio de que no piensa respetar lo que voten los amazónicos.
"Las consultas previas siempre están garantizadas", dijo el presidente, pero agregó: "Hay temas que no se pueden negociar, porque son cuestiones de Estado".
El vicepresidente Álvaro García Linera suavizó las declaraciones al afirmar hoy que el mandatario no se refería a la conflictiva carretera en la Amazonía, sino a consultas en otros sectores.
Los indígenas rechazan la carretera de más de 300 kilómetros, financiada por Brasil y construida por una firma de esa potencia regional, porque fue diseñada para atravesar el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Secure (Tipnis), reserva ecológica de 1,2 millones de hectáreas.
La represión violenta de la marcha el domingo 25 de septiembre, que el mismo Morales calificó de "imperdonable", produjo una grave crisis política, con la renuncia o remoción de dos ministros, el subjefe de la Policía, un viceministro y otros funcionarios de alto nivel.
Además, afectó gravemente la imagen que ha cultivado Morales como indigenista y ecologista, según reconocen incluso colaboradores suyos, pero el mandatario insiste en que la carretera se construirá "si o si" por la reserva natural y reitera que todo es una conspiración en su contra "Es una bandera para atacar a Evo y al proceso de cambio", dijo Morales el jueves.
Los indígenas de la Amazonía, que tienen respaldo de algunos sectores aimaras del altiplano que se sumaron a la marcha, rechazan las denuncias de Morales y creen que son los propios errores del gobernante los que han aumentado la simpatía de la población hacia su protesta.
El "error mayúsculo" del mandatario, según dijo Chávez a Efe, ha sido la brutal represión policial del 25 de septiembre, que tuvo gran repercusión internacional y originó una condena casi unánime.
Adolfo Chávez resalta que Morales se contradice al acusar "sin pruebas" a la marcha de ser financiada por Estados Unidos, mientras pedía a la embajada de ese país en La Paz que le prestara un avión de la lucha antidrogas para devolver a los indígenas reprimidos a sus comunidades.
La marcha partió el 15 de agosto de la ciudad amazónica de Trinidad y tenía previsto llegar a La Paz a fines de septiembre, pero se retrasó por bloqueos de policías y partidarios de Morales, el incidente del domingo 25 y ocho intentos de diálogo que no dieron frutos ante la negativa de Morales a desviar la carretera.
El conflicto del Tipnis se ha reflejado en manifestaciones masivas de apoyo a cada una de las partes, la última el miércoles en favor de Morales, y se mezcló con la pelea del mandatario con la oposición sobre los comicios del domingo próximo para elegir por votación popular a los máximos magistrados de Bolivia.
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