A pesar que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha establecido hace bastante tiempo que los infantes y lactantes alimentados con productos artificiales están menos protegidos contra infecciones y alergias, en comparación con los que reciben el pecho materno, aun buena parte de estos infantes son víctimas y continúan recibiendo no sólo estos productos artificiales, sino que ahora son víctimas de una contaminación creciente en estos productos, por residuos presentes en los mismos.
Los riesgos no son adecuadamente considerados por las autoridades de salud, especialmente en los Países en Vías de Desarrollo (PVDs), donde usualmente la escasa investigación en salud y los precarios principios de precaución hacen que se tolere esta situación, al no efectuar evaluaciones pluridisciplinarias, independientes y transparentes, verificando datos disponibles para adoptar medidas de gestión de riesgo y en base a la apreciación política determinen introducir medidas de protección, precautelando la salud comunitaria y cuidando, sobre todo de aquellos más vulnerables.
QUÉ DICEN LOS NÚMEROS?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la anemia por falta de hierro o ferropénica es uno de los problemas nutricionales de mayor magnitud en el mundo. Cerca de 10% de niños de 1 año en países desarrollados y del 30 al 80% en los países en desarrollo se encuentra anémico.
La deficiencia de zinc genera un significativo retardo en el crecimiento de los niños, letárgica mental y alteraciones en la respuesta inmune. La fortificación de alimentos se ha planteado como una estrategia efectiva. Si bien los principales factores son la elección del alimento a utilizar como “vehículo” y la correcta elección del compuesto utilizado como “fortificante”.
Un informe de la OMS destaca que alrededor de la mitad de las 10 millones de muertes anuales de niños de menos de 5 años en los países en desarrollo, está asociada con la desnutrición por déficit. Las estadísticas señalan que unos 30 millones de nacimientos mundiales por año tienen retraso en el crecimiento intrauterino, mientras que 150 millones de niños menores de 5 años sufren desnutrición proteica. Asimismo, 2.8 millones de niños de menos de cinco años padecen ceguera por falta de vitamina A; y 1.480 millones de mujeres, niños y hombres sufren anemia por falta de hierro.
El Banco Mundial (BM) estima que las pérdidas causadas por la malnutrición y déficit de micronutrientes, representa un costo del 5 % del PBI, mientras que su solución tiene un costo inferior al 0.3 %.
SUCEDÁNEOS DE LA LECHE MATERNA:¿ALIMENTOS ... O MEDICAMENTOS?
La OMS define como Sucedáneo de la Leche Materna “todo alimento comercializado o de otro modo presentado como sustitutivo parcial o total de la leche materna, sea o no adecuado para este fin”. La pregunta frecuente es si estas preparaciones para lactantes deben ser consideras “alimentos” o “medicamentos”. La OMS indica que cuando los lactantes no son amamantados, o lo son sólo parcialmente, durante los primeros 4 - 6 meses de vida, la leche materna puede ser
reemplazada por sucedáneos suministrados de “buena fe”, en preparaciones para lactantes, con objeto de atender necesidades “normales” de éstos. En tal caso estas preparaciones pueden ser consideradas como “medicamentos”.
Pero como a partir de los 6 meses de edad, tanto la leche materna como los sucedáneos suministrados de buena fe, resultan ya insuficientes, ante la falta de alimentos complementarios, para atender las necesidades normales de los lactantes estas preparaciones se pueden considerar como “alimentos” de una categoría general. La OMS sostiene que los preparados para lactantes no son un producto ordinario de consumo, sino que hasta los 6 meses de edad se los debe considerar más bien como un medicamento nutricional, que ha de emplearse con el visto bueno y la supervisión de un profesional de salud.
CONTAMINANTES EN LOS SUCEDÁNEOS DE LA LECHE MATERNA
Se acepta actualmente que todo cuerpo humano contiene muchísimas sustancias químicas sintéticas, resultado de nuestros estilos de vida, que pueden causar daño y amenazar la existencia. La leche humana no es la excepción y se ve amenazada, ya que tiene una alta proporción de grasa y es objeto de depósito de contaminantes solubles en grasa, como son las dioxinas (grupo de compuestos químicos identificados como contaminantes ambientales persistentes y se acumulan en la cadena alimentaria, principalmente en el tejido adiposo de los animales), entre otros. Tácticas de miedo surgieron y surgen, advirtiendo a las mujeres sobre peligros percibidos en práctica de la lactancia materna, buscando socavarla, como en los años 70, al grito de “DDT en la leche materna: madres envenenando a sus hijos” recuerdan tácticas hoy también empleadas frente a las nuevas sindemias.
Precisamente son los profesionales y trabajadores de salud, quienes deben evaluar éticamente posibles riesgos y en su caso advertir sobre éstos cuando están también vinculados a la alimentación artificial de los infantes y niños pequeños, para evitarles dolor y sufrimiento humano.
MEDIDAS PARA LA ACCIÓN
La Red de Grupos Pro Alimentación Infantil (IBFAN) , junto al Movimiento por la Salud de los Pueblos (PHM), las Organizaciones de Protección a los Usuarios Consumidores, en una reciente Declaración Internacional, emitida durante la 66ava. Asamblea Mundial de la Salud (WHA 66) celebrada en mayo pasado en Ginebra (Suiza), llama la atención internacional sobre este tema, en la “Declaración de IBFAN sobre la Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño y los residuos químicos” (2013) reiterando a través de grupos de expertos, que la leche materna (LM) contiene agentes de protección vitales que ayudan a los niños a desarrollar un sistema inmunitario que protegen su vida. La LM mitiga los efectos de la exposición a sustancias químicas cuando el producto ya está en el útero, mientras que la alimentación con fórmulas no ofrece ningún tipo de protección.
La declaración IBFAN también reitera que la alimentación con fórmula y alimentos industriales artificiales destinados a bebés contribuyen de manera significativa a la contaminación del medio ambiente. El Prof. Dr. Adriano Cattaneo, integrante de IBFAN, sostiene que esta declaración se basa en evidencia de que los contaminantes están presentes en preparaciones para lactantes incluidos alimentos destinados a bebés, como también en biberones y tetinas, indicando que “las madres embarazadas y lactantes tienen derecho a recibir información completa e imparcial”.
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