Señalan que la política extractivista afectará más al medio ambiente.
Pese a que Bolivia es uno de los países más ricos en diversidad, enfrenta una situación crítica en relación al cuidado de la naturaleza, la cual, hoy, se enfrenta a una política extractivista que sólo socaba sus recursos. Según un estudio de la Liga de defensa del Medio Ambiente, se identificaron 19 megaproyectos que trabajan en esa línea y que con el tiempo afectarán no sólo los recursos y la biodiversidad, sino la seguridad alimentaria y la salud de la población.
Investigación. La directora ejecutiva de Lidema, Jenny Gruenberger Pérez, informó que esta institución realizó una investigación sobre el estado ambiental de Bolivia. Esta labor fue plasmada en un vídeo en el que se incorporó la participación reflexiva de jóvenes.
La investigación refleja el estado del patrimonio natural del país, así como de su ambiente, alterados por el actual modelo de desarrollo, que busca crecer económicamente a costa de la riqueza natural, también denominado extractivismo.
El trabajo, identifica 19 megaproyectos y grandes operaciones extractivistas en progreso, hasta fines de 2012, como represas, caminos en áreas protegidas, exploraciones petroleras en zonas de alta sensibilidad, megaproyectos mineros, complejos agroindustriales, proyectos de geotermia, corredores bioceánicos, iniciativas de biocombustibles, etc.
Entre estos proyectos se encuentran los de índole minero que provocan, por ejemplo, la contaminación de la cuenca alta del río Pilcomayo, así como la cuenca del lago Poopó, que se satura de contaminantes.
El Mutún también es un megaproyecto que atenta contra Chaco Pantanal de Otuquis, ya que pone en riesgo las fuentes de recursos acuíferos, por la necesidad del uso intensivo de agua.
La demanda de oro y la elevación de su precio internacional aumentaron la extracción de oro, como sucede en el río Suches, donde cooperativas mineras de Perú y Bolivia explotan este recurso con el uso de maquinaria y mercurio, que afectan el medioambiente.
Ante esta situación, Lidema propone alternativas como el potenciar la eocnomía comunitaria y campesina, promover la seguridad alimentaria, rechazar el modelo monocultivos, crear redes de comercio justo y promover el reciclaje, entre otras iniciativas que reduzcan el extractivismo.
18 por ciento del territorio nacional forma parte de las áreas protegidas del país, incluidos los parques nacionales.
La buena alimentación también está en la mira. El estudio de Lidema afirma que la seguridad y la soberanía alimentarias retrocedieron debido a diversas circunstancias, como la pérdida de variedades nativas de productos domesticados, entre ellas la papa, quinua, yuca, maní y cacao.
El caso más preocupante es la producción intensificada de quinua, "debido a la exigencia rígida de los mercados internacionales que sólo comercializan una o dos diversidades, provocando la pérdida de la demás", señala el video.
Crece la agricultura. Si bien la ampliación de la frontera agrícola es constante, según Lidema sólo beneficia a grandes agricultores que producen tres tipos de granos, trigo, girasol y soya, principalmente para la exportación.
Más de las mitad de la superficie que se usa para el agro, corresponde a grandes productores y, según la investigación, la soya es la que más contribuye a la pérdida de bosques en el país.
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