Energía: Inti Illimani elabora hornos y cocinas solares hace cuatro años. El objetivo es reducir la contaminación ambiental.
La empresa Inti Illimani elabora hornos solares que actúan también como cocinas y calentadores. Estos aparatos, que captan, concentran y conservan el calor y la energía del sol, permiten la cocción de los alimentos tanto en el campo como en las ciudades. Su costo es de 850 bolivianos, al menos.
Se trata de una caja de madera que lleva en su interior otra metálica, construida con láminas de zinc. Ambas están separadas por un aislante elaborado con 28 libras de lana de oveja. En la parte superior tiene una cobertura doble de vidrio que permite filtrar los rayos solares y evita la salida del calor acumulado en el interior de la caja.
“Es algo así como una especie de efecto invernadero que conserva el calor y eso es lo que permite que se pueda cocer los alimentos, señaló a La Prensa la presidenta de la Asociación Inti Illimani, Magda Catorcino.
La ejecutiva explicó que el aparato también contiene reflectores en su interior, que hacen converger los rayos solares hacia el centro de la caja, para mejorar el método de cocido.
El tamaño de la caja es de 60 por 63 centímetros de altura, aunque la parte trasera es más alta que la delantera. La tapa tiene un reflector principal y otros tres complementarios que permiten que dentro de esta cocina, cuando hay sol, se hagan sopas o guisos que requieren una olla con tapa.
Catorcino señala que la experiencia en Bolivia se inició en 2003, cuando la empresa Bolivia Inti-Sud Soleil (BISS-Francia), una asociación francesa dedicada a la formación, trajo a Bolivia la tecnología llamada “ulog”, un modelo suizo que trabaja con energías alternativas.
“En ese momento, Inti Illimani trabajó como operador construyendo 400 cocinas”. Actualmente, BISS Francia realiza campañas de promoción de la cocción solar en Argentina, Chile y Perú.
Con los reflectores necesarios, la cocina alcanza 170 grados de temperatura. Esto permite que, en un día soleado, se pueda hacer pan, galletas, pollo dorado, chuletas de cerdo o cualquier otro alimento que se elabora en horno. Sin embargo, aclara que en su interior no se pueden realizar frituras.
La forma de cocido es lenta, más aún cuando se pretende cocinar cosas duras como lengua o mote.
El ahorro de energía, según la Presidenta de esta asociación, es de 50 por ciento, más aún si se compara con el consumo de otros hornos y cocinas a gas.
Explica que para su uso, la cocina debe ubicarse al centro de un espacio de manera que los rayos solares se dirijan al centro de la caja. Esta orientación debe permitir que la sombra de las patas delanteras esté sobre las traseras.Para aprovechar el sol al máximo, se recomienda empezar el trabajo de cocción temprano, en la mañana.
Luego, se ponen los alimentos dentro de la cocina. La Presidenta recomienda que en el caso de que se elaboren sopas u otro alimento hervido, primero se caliente el agua en otra cocina o calentador.
El tiempo de cocción en una cocina solar es, en promedio, el doble del que se necesita en una cocina a gas.
Se recomienda no abrir el horno durante la cocción porque se pierde el calor. También, el sacar lo cocido con precaución porque es muy caliente. Los alimentos secos como papas, carnes o plátano, no requieren precalentar el agua; en cambio, con las sopas, guisos, arroz y fideos, sí.
Cuando no hay sol o es de noche, los alimentos pueden terminan de cocer con el calor acumulado al interior de la cocina cerrada. Para esto se recomienda envolver el alimento precocido con una frazada y luego guardarlo en la cocina. Esta comida terminará de cocer para el día siguiente, a través del calor acumulado al interior del horno.
Una de las alternativas que ofrece Inti Illimani es la capacitación para que cada persona pueda elaborar su propio horno solar, lo que además le resulta más barato. Para cada curso, reúnen como mínimo a 20 personas.
Para destacar
Los hornos reducen el consumo de combustibles, tardan menos en cocer que con leña y evitan manipular garrafas de gas.
Su uso, en el campo y la ciudad, contribuye a la lucha contra la deforestación al reducir el consumo de leña.
Una cocina solar salva alrededor de 100 árboles en 15 años y ahorra 50 por ciento en el gasto de garrafas de gas.
La comida no se quema, no rebalsa y tiene menor evaporación. No necesita una supervisión continua.
Utiliza energía limpia normal que no se agota. No emite gases de combustión y reduce riesgos de explosión.
Los alimentos secos como papa o carnes no requieren ser precalentados, lo contrario pasa con los que necesitan agua.
La tienda donde se puede adquirir el horno, a 850 bolivianos, está en la calle Guachalla, frente al liceo Bolivia, en Sopocachi.
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