Recurso: La extracción indiscriminada de este arbusto para su empleo doméstico e industrial todavía no es controlada.
Las tolas silvestres nakatola (Baccharis incarum) y suputola (Parastrephia lepidophylla) corren el riesgo de desaparecer en los próximos 12 años por la extracción indiscriminada de estos arbustos, usados como combustible para uso doméstico e industrial. Ello ocurre principalmente en la región del altiplano central y sur de Bolivia.
La advertencia surge de una investigación realizada en esta gestión por Marcelo Mena, asociado al Instituto de Ecología, dependiente de la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. El trabajo recibe el título de Estrategia de Conservación de Tolares en el Sistema TDPS (Titicaca, Desaguadero, Poopó y Salar de Coipasa) y centró sus observaciones en el municipio ribereño de Patacamaya.
El agrónomo explica que los tolares, una asociación de matorrales, son actualmente extraídos o se cosechan de forma inapropiada, sin planes de manejo para su aprovechamiento en el futuro. Sostiene que un dato alarmante es que en todo el territorio nacional existen cinco millones de hectáreas de tola y, de acuerdo con datos registrados en 2002, cada año 169.000 son deforestadas.
Es frecuente el uso de picotas para sacar este arbusto de raíz y sin tomar en cuenta que éste crece solamente entre uno y dos centímetros por año. Además se acostumbra cortar la tola muy pequeña, cuando se la debería sacar después de alcanzar unos 80 centímetros.
Por la ausencia de especies leñosas en el altiplano central y sur de Bolivia, la tola es usada por aproximadamente 87 por ciento de los pobladores como leña para uso doméstico, como la cocción de alimentos y la calefacción.
También se la emplea en la industria para el cocido de pan en hornos y para la deshidratación de cal, yeso y ladrillo.
Mena sañala que su extracción indiscriminada y sin planes de manejo causó mayor erosión de los suelos en estas regiones. Esta deforestación de tolares causa la pérdida de hábitat, en fauna y flora.
La tola se encuentra distribuida fundamentalmente en los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí, cubre el sistema hídrico TDPS (Titicaca, Desaguadero, Poopó y Salar de Coipasa). Su combustión emite a la atmósfera contaminantes que dañan la salud.
Existen otros empleos para esta planta tradicional, como la construcción, alimentación, medicina y artesanía, porque las hojas de la tola son igualmente utilizadas para hacer tintes.
Usos alternativos de este arbusto
El investigador Marcelo Mena informó que en el estudio que realizó durante siete meses en el municipio ribereño de Patacamaya, estableció que la tola tiene diferentes empleos de acuerdo con el género. Por ejemplo, las mujeres la utilizan para cocinar y para calentar sus cuartos, mientras que los varones tienden a usarla más en la construcción y como medicina contra varias enfermedades.
Mena observó que en las panaderías de la comunidad altiplánica se usa preferentemente este arbusto como combustible, debido a que está disponible y su valor económico es muy bajo, a diferencia de otras pequeñas industrias rurales que consumen mucha energía proveniente de la leña, carbón vegetal y otros biocombustibles.
Los habitantes de la provincia Aroma, además, no producen tola pero la adquieren de municipios cercanos en Oruro y Potosí. Cada fardo de tola cuesta entre 15 y 20 bolivianos. Esta población requiere anualmente unas 718 hectáreas de tola.
El agrónomo comprobó que existen comerciantes que llevan este producto a la comunidad de Patacamaya, en grandes cantidades. Los que más lo compran son las dos decenas de panaderías que operan en este lugar. Sin embargo, pese a la facilidad de acceder a los comerciantes de tola, muchas familias patacamayeñas prefieren viajar para abastecerse del combustible y se dirigen a los lugares donde crece la planta.
Ante los hallazgos de su investigación, Mena propuso diseñar estrategias tendentes a frenar, revertir o mitigar la deforestación de los tolares altiplánicos hasta que la población de plantas se restablezca. A su vez, recomendó que se promueva la conservación de estos arbustos para su uso futuro sostenible, para lo cual también sería necesario levantar un inventario de los tolares en esa región altiplánica.
Más datos
Las áreas críticas indentificadas en La Paz para conservación de tolares son las provincias José Manuel Pando y Pacajes.
En ellas, los municipios Santiago de Machaca, San Andrés de Machaca, Cuenca del río Mauri, Calacoto y Caquiaviri.
En Oruro, las provincias Atahuallpa, Sajama, Litoral y los municipios Curahuara de Carangas, Sajama, Sabaya y Sacabaya.
En Patacamaya se consumen 718 hectáreas anualmente. En todo el país existen cinco millones de hectáreas de la especie.
En Potosí existe la tola en los municipios de Uyuni, Tomave y Llica, donde también se practica su extracción.
Recomendaciones
En Bolivia, el aporte de leña junto con los bioenergéticos alcanza a casi un tercio del consumo de energía nacional.
Los tolares se hallan en el altiplano central y en el sur de Bolivia, donde tienen usos económicos, ambientales y culturales.
No existen programas de reposición forestal y, aparte, la frontera agrícola se extiende cada vez más.
Por tratarse de un recurso público y natural, es más fácil su deforestación, porque nadie protege esta planta.
La extracción de tola es cada vez más intensiva. Se la transporta en camiones y es vendida en todo el altiplano.
Su valor económico todavía no ha sido calculado para evaluar su influencia en los ingresos de los comunarios.
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