Trabajo: Hoy se prevé el inicio de las acciones destinadas a reencauzar el río Chujllunkani.
Tras una jornada de arduo trabajo, la Dirección de Riesgos de la Alcaldía logró abrir ayer 16 accesos a la zona de Callapa, con lo que se trata de facilitar la evacuación y el rescate de enseres y materiales de construcción de los damnificados de ese sector.
El ingeniero Vladimir Toro explicó que hoy se prevé completar unas 30 vías. “Tenemos casi 16 accesos hasta ahora (15.00) y como hay coordinación con los vecinos, que están organizados, el trabajo se acelerará”.
Los accesos al sector se Santa Rosa de Azata (parte superior de Callapa) servirán para el ingreso de equipos y volquetas que apoyarán a los vecinos en la recuperación de todo cuanto se pueda.
En ese sector, varias casas quedaron sepultadas y se necesitará el uso de maquinaria para salvar los bienes.
En el operativo de ayer colaboraron 500 administrativos de varias dependencias ediles y 150 técnicos especializados.
Según la Dirección de Riesgos, en los sectores 3 y 4 de Callapa, hasta ayer, se evacuó por completo un 70 por ciento de las viviendas, excepto por algunos materiales de construcción.
Juan Cutili, vicepresidente de la urbanización Santa Rosa de Azata, destacó la labor impulsada por la Alcaldía y adelantó que hoy los vecinos se organizarán para sacar, lo antes posible, todo lo que puedan del área afectada.
“Hay varias cosas de valor que tenemos que rescatar aún”.
CHUJLLUNKANI. Sobre la intervención para reencauzar el río Chujllunkani, Toro informó que esta tarde iniciarán la limpieza. “Hay una filtración, pero no podemos intervenir ese punto si no tenemos saneada la parte baja”, puntualizó.
El macrodeslizamiento fue intervenido en cuatro sectores: la parte baja de Callapa colindante con Irpavi, el sector aledaño a los ríos Chujllunkani y Papani, a la derecha de ese sitio y Pampahasi Bajo.
Trabajo en vez de ch’alla
Los funcionarios administrativos de la Alcaldía ayudaron todo el día en el traslado de enseres de la parte baja de la zona de Callapa en lugar de ch’allar sus oficinas, actividad a la que no faltaron los pasados años. Cerca del medio día, cuando un grupo iba a recibir su refrigerio, los administrativos, en su mayoría jóvenes, comentaron los pro y los contra de su trabajo. Además, intercambiaron algunas vivencias de los daminificados que observaron durante los anteriores días. Mientras esperaban sus alimentos, no faltó la camaradería, que tornó más agradable el momento.
La pequeña y alegre Milenka
Tiene casi dos años. Sonríe a quienes la miran y si juegan con ella podría soltar una de sus carcajadas que enternecen y alegran a quien la observa. Es Milenka, ahora vive con su mamá, que es tímida, en un patio de Callapa cerca a la plaza, en una especie de carpa hecha con maderas y cubierta con una gigantografía. La mamá de Milenka tenía una tienda, a unos seis metros de su actual ubicación, pero como todos, tuvo que evacuarla por las grietas que se abrieron en sus paredes. En el sitio donde aún vive, expende sus productos. Por delante colocó una vitrina y detrás de ésta, su cama. Alrededor de esa estructura están los enseres que logró rescatar. Milenka vive en medio de todo ello inocente y ajena a lo que sucede, al movimiento que hay a su alrededor.
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