Una investigación realizada al amparo del PIEB identificó en el Parque Nacional Madidi, ubicado en el norte del departamento de La Paz, 16 mecanismos financieros estratificados para el corto, mediano y largo plazo; y 19 para la Reserva de la Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas.
A 70 años de la creación de la primera área protegida en Bolivia (1939), una investigación desarrolló mecanismos para lograr un mayor y estable flujo financiero y apoyo integral en el manejo del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi y la Reserva de la Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas, en un plazo de cinco años.
El trabajo es detallado en el libro “Sistemas y mecanismos financieros para Áreas Protegidas. Alternativas para la sostenibilidad financiera: casos Pilón Lajas y Madidi” elaborado por el equipo investigador de la Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Bolivia, que será presentado hoy por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) y la Embajada de Dinamarca, luego de impulsar la convocatoria “Sostenibilidad de las Áreas Protegidas en la Cuenca Amazónica de Bolivia” durante casi un año.
Según el estudio estos mecanismos conforman una propuesta de Sistema de Financiamiento Proyectado que incluye recurso de las gobernaciones, municipios, fondos fiduciarios, licencias, certificación ecológica, pago por servicios, patentes, banca pública, programas nacionales, sociedad civil, microfinanciamientos, responsabilidad social donaciones internacionales y el Tesoro General de la Nación.
Estos mecanismos apoyan equilibradamente los Grupos de Gasto que requiere el Plan de Manejo del área, balanceando en 50% o más el aporte propio de ingresos generados por el área protegida y el 50% o menos procedente de fuentes externas de entidades de la cooperación internacional, fuentes públicas, privadas y de la sociedad civil.
En el caso de Para Pilón Lajas, estos mecanismos apoyan equilibradamente los Grupos de Gasto que requiere el Plan de Manejo del área en 45% o más de aporte propio de ingresos generados por el área protegida y la organización social que integra la gestión compartida del área, y el 55% o menos procedente de fuentes externas de entidades de la cooperación internacional, fuentes públicas, privadas y de la sociedad civil.
El SNAP recibió cerca de 75 millones de dólares desde su creación, de ellos 70% se destinaron a gastos de manejo y el 30% a inversiones en proyectos. Los mecanismos financieros desarrollados hasta el momento no son suficientes para una sostenibilidad financiera. La principal limitación de la sostenibilidad y viabilidad de muchas áreas protegidas está dada por el volumen de canalización de recursos financieros y su inestabilidad.
El Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) ha logrado reducir la dependencia económica a niveles que alcanzaron el 2010 el 68%, logrando el 32% de canalización de recursos nacionales, provenientes del Tesoro General de la Nación (TGN), ingresos propios y fondos fiduciarios, y el 15% proveniente de fuentes sostenibles estructuradas.
Las proyecciones de la Planificación Estratégica Financiera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) desarrolladas con orientación del SERNAP en 2005, han vaticinado vacíos financieros para el periodo 2010-2015 que oscilan entre 20 y 40%.
Si bien estos vacíos han logrado ser reducidos, aún ponen en riesgo la gestión de la mayoría de las áreas protegidas en el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario