En el lago Titicaca no hay caballitos de mar. Por eso cuando una persona intentó enviar, mediante Ecobol, una caja entera con centenares de estos animales a Europa, los funcionarios de esa oficina de correos llamaron inmediatamente a personeros de la Dirección de Biodiversidad, dependiente del Viceministerio de Medio Ambiente.
Detrás de ese sospechoso paquete estaba una peruana que pretendía llevar, vía Bolivia, el valioso cargamento traído desde las costas de su país.
Por eso tras decomisar cargamentos de caballitos de mar, mariposas, escarabajos y otras especies, que algunos traficantes procuraban enviar por correo a Europa, Asia y Estados Unidos, el gerente general de Ecobol, Constancio Choque, pidió que la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT) obligue a los diferentes servicios de couriers a no aceptar envíos de fauna silvestre.
“Recurrimos a la ATT para que ponga en conocimiento público de que está prohibido el tráfico de flora y fauna silvestre. Existen normas internacionales, y la misma Ley de Medio Ambiente, que impiden aquello”, sostiene Choque.
Según el funcionario, la ATT debería socializar entre los diferentes operadores de courier en el país que está prohibido el envío de fauna y flora silvestre.
“En Ecobol hacemos el control, pero en los otros operadores no existe. Las reglas de juego deben ser iguales para todos”.
En contacto con La Razón, personeros de la Unidad de Comunicación de la ATT dijeron que “el tema es nuevo” y que en cuanto tengan información la harán conocer. Luego indicaron que el periodista llame al Viceministerio de Telecomunicaciones, donde derivaron la cobertura nuevamente a la ATT. Allí solicitaron preguntas escritas y La Razón envió un cuestionario el martes 13 de marzo, pero hasta el 20 de marzo no hubo respuesta.
En la Unidad de Inspección de Ecobol se hace un control riguroso a cada envío de materiales de correo. El jefe de este despacho. Raúl Uría Vásquez, explica que se hacen controles para evitar el tráfico ilegal de fauna silvestre de manera conjunta con el Viceministerio de Biodiversidad. A un llamado de los inspectores de Ecobol, personal de Biodiversidad acude hasta esas oficinas para verificar algún envío sospechoso.
Desde la admisión de correspondencia, el embalaje, el control en rayos X, hasta su despacho en el aeropuerto, esta unidad observa todos los detalles. “De esta manera pudimos detectar mariposas, lagartos, quirquinchos y otros. Nosotros cumplimos así la normativa de la Unión Postal Universal que prohíbe el envío de fauna silvestre”, refrenda Uría.
Debido a que los exámenes se incrementaron, de acuerdo con el funcionario, ahora pocos se animan a enviar insectos por correo. Si el despacho ilegal pasa correos, que es algo muy difícil, la última verificación está en el aeropuerto. “Unos peruanos intentaron mandar caballitos de mar, pero aquí decomisamos el despacho”, recuerda el inspector Uría.
Luego de que el cargamento ilegal es decomisado, Ecobol llama a Biodiversidad para que hagan la verificación del material. “Si bien la Unidad siempre hacía estos operativos, no había mucho tráfico de estos objetos, parece que en los últimos se intensificó. Se les abrió el negocio”, especula el funcionario.
Uno de los últimos casos fue el de una persona que intentó mandar 8.992 especímenes de mariposas y escarabajos rumbo a Alemania. “Si decomisamos un despacho con insectos, ellos no se quedan aquí. Es la gente de Biodiversidad la que se hace cargo”, explica.
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