viernes, 25 de febrero de 2011

Rurrenabaque, bajo el lodo

Caras tristes y cifras rojas. Eso es lo que ha dejado el rebalse del río Beni en Rurrenabaque. El 40% de esa población beniana ha sido afectada por las aguas que ingresaron el pasado martes, dejando a su paso personas que lo han perdido todo, viviendas derrumbadas, una industria turística paralizada y decenas de canoas y barcos naufragando en las calles.
Ayer, las aguas del caudaloso río Beni ya no estaban en la ciudad de 15.000 habitantes, pero el fantasma del desastre quedaba en varios de sus rincones. El alcalde Yerko Núñez Negrete, en su primera evaluación, reportó que 500 familias lo habían perdido todo, que el 40% de la mancha urbana (3 km de largo por 1,5 de ancho) quedó golpeada por la riada, que el 70% de la producción agrícola fue arrasada y que por lo menos 15 comunidades campesinas están inundadas y aisladas porque los caminos quedaron convertidos en ríos. “Esto es un desastre”, dijo ayer en una de las pocas calles que estaban secas y a dos cuadras de ahí, el río Beni aún bramaba con furia. “Seguimos en alerta roja. Si continúa lloviendo, la mazamorra puede volver”, advirtió.
Por ahora, el socorro a damnificados y un plan de alimentación, de atención de salud y el levantamiento de albergues temporales forma parte de la preocupación inmediata de las autoridades locales y nacionales. El canciller David Choquehuanca se unió a la ayuda y a las 10:00 de ayer aterrizó en un avión de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) trayendo ocho toneladas de vituallas y medicina para los damnificados de Rurrenabaque y de San Buenaventura, población paceña que queda en la otra banda del río Beni.
La calle Comercio, que se prolonga a lo largo de dos kilómetros y que se encuentra a 50 metros del río Beni, ha sido el epicentro del desastre. Se trata de una zona donde despierta la actividad comercial, hotelera y turística. Desde que el agua se ha metido en la ciudad, esa arteria ha quedado en ruinas. La Alcaldía ha registrado el cierre de 12 hoteles donde se albergaban principalmente turistas extranjeros. Los almacenes, discotecas, tiendas de ropa y de ventas de artículos para la pesca, el campin y de artesanía, cerraron sus puertas porque sus propietarios están llorando la pérdida de la mercadería y porque se encuentran ocupados en sacar el lodo, limpiar las paredes y en levantar muros en las puertas de sus negocios por si las aguas vuelven.
La imagen que sorprende es la del Madidi Boa, el barco restaurante que flotaba en las aguas del río Beni y que desde el pasado martes parece un dinosaurio de madera abatido por todas las plagas del mundo. Ese barco, que era uno de los mayores centros de diversión de la ciudad, donde se podía comer y beber como en las grandes capitales del mundo, ahora está inclinado, quieto y roto, en una playa cubierta por lodo y pedazos de palizadas que arrastraron las olas bravas.
San Buenaventura, al frente de ‘Rurre’, también ha sido golpeada por las inundaciones y presenta un panorama similar.

Detalles

- Albergue. La Alcaldía habilitó varios colegios para albergar a las personas damnificadas por las inundaciones, tanto del área urbana como rural. La olla común forma parte de la ayuda diaria que se brinda a por lo menos 500 familias contabilizadas hasta ahora.

- Anterior desastre. El ex alcalde de Rurrenabaque José Daniel Negrete recordó que el 19 de marzo de 1999 fue la última catástrofe ocurrida en esta zona fruto de la crecida del río Beni. “Pero esta ha dejado peores daños”, lamentó.

- Robos. Mientras unos estaban ocupados en salvar sus pertenencias y sus vidas de las aguas, otros se encargaron de hurtar objetos ajenos. Así denunciaron varios vecinos damnificados.

- Salud. Los primeros problemas de salud que se están presentando se refieren a daños en los pies, resfríos y dolores de estómago.

- Escasez. El gas licuado de petróleo, la gasolina y el diésel empiezan a escasear en Rurrenabaque y alrededores. Eso complicará más la tarea de socorro porque las lanchas que utiliza la Alcaldía para llegar con alimentos a comunidades son movidas con combustible.

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