Peligro: En Bolivia se estima que sólo habitan entre 3.000 y 4.000 cóndores y tienen mayor presencia en la población de Apolobamba.
El Cóndor, emblema nacional de Bolivia, se encuentra entre las especies en peligro de extinción. Se tienen datos de sólo 6.200 ejemplares en toda Sudamérica, pero no se sabe cuántos hay exactamente en Bolivia. Expertos dicen que esta especie se encuentra en estado vulnerable por diversos factores. El ave lucha por sobrevivir entre torres eléctricas, el envenenamiento y la caza. Su imagen está en el escudo de cuatro países, pero poco se hace para protegerla.
Esta mítica ave habita en la Cordillera de los Andes, especialmente en los países de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Bolivia, su nombre científico es Vultur griphus de la familia de los Cathartidae, que deriva del vocablo griego kathartes, que significa “el que limpia”, ya que no es un ave cazadora, sino que se alimenta de los restos de animales muertos.
En Bolivia, es considerado símbolo nacional. Su imagen fue colocada en la parte superior del escudo y simboliza la búsqueda del horizonte sin límites del país.
Aún así, este patrimonio no es protegido. “Pese a que en Venezuela esta ave está extinta y en Ecuador y Colombia se hacen campañas para su sobrevivencia, en Bolivia la especie no corre mucho peligro porque se calcula que la población de estos animales es de 3.000 a 4.000 ejemplares en todo el país”, afirma David Kopp, jefe de la Unidad de Vida Silvestre de la Dirección de Biodiversidad y Áreas Protegidas, del Ministerio de Medio Ambiente.
Según el Libro Rojo de los Vertebrados de Bolivia, se cataloga al cóndor como vulnerable, aunque en países vecinos su población fue decayendo.
El texto explica que en el país, los cóndores se encuentran distribuidos en 25 localidades como el Palmar, Nuevo Mundo y Azurduy, de Chuquisaca; en los bosques del Madidi, Mina Elba, Sanja Pampa, Taquesi, Yungas, Apolobamba y los Yungas superiores del Madidi, en La Paz; en localidades de la cordillera del Tunari, Cuenca de Cotacajes, río Caine y Mizque, de Cochabamba; en el Parque Nacional Sajama, lago Poopó y el río Laka Jahuira, de Oruro; lagunas de agua dulce del sureste y lagunas salinas del suroeste, en los cerros Jayula y Trinchera de San Cristóbal, en Potosí; la cordillera de Sama, Tariquía, serranía del Aguaraque, el Carmen, Papachacra y Monte Espejo, de Tarija, y los volcanes Santa Rosa, de Santa Cruz.
Kopp dice que hay más cóndores en la población paceña de Apolobamba, donde se registraron entre 100 y 150 ejemplares, según estudios realizados en 2008.
Luis Fernando Serrano, encargado de Biodiversidad y Áreas Protegidas de la Gobernación de La Paz, informa que el cóndor es el ave más grande conocida en el mundo, que surca los cielos de Bolivia y la Cordillera de los Andes desde el sur de Venezuela hasta el norte de Argentina.
“Esta especie está vulnerable y es considerada en peligro de extinción, principalmente por el hecho de que se está devastando su hábitat natural; la competición de alimentos es otro factor que está interviniendo también en la pérdida de esta especie”, afirma Serrano.
Por otro lado, Robert Wallace, biólogo de la institución Wildlife Conservation Society (WCS), explica que los cóndores son más grandes en la parte norte que en el sur del país, debido al hábitat en que viven.
Es un ave de abundancia baja porque se reproducen cada dos años, colocando sólo un huevo, según Wallace.
Agrega que actualmente se trabaja en un estudio sobre la distribución de los cóndores en Bolivia, para saber en qué regiones habitan y conocer su número aproximado en cada región.
El mallku, su agradecimiento y su maldición
El cóndor es considerado cono un ave sagrada en algunos lugares del país, especialmente en el sector del altiplano. Donato Ayma, comunicador y sociólogo, menciona que al cóndor se lo llama también mallku, porque es el ave más grande de la zona andina. “Cuando encuentra un animal, no se lo come directamente, sino que primero abre sus alas a manera de agradecimiento lanzando diferentes graznidos al cielo y luego de ese ritual recién come”.
Esta ave gigante es también parte de la literatura aymara en los cuentos y leyendas. Ayma cuenta, por ejemplo, que se convertía en humano. “Un día, este caballero se acercó a una joven que pastaba a su ganado y se hicieron amigos Ambos se enamoraron y un día se la llevó a su nido, donde se transformó en el mallku. La joven no podía creerlo, su enamorado era el cóndor”. El animal no la trasladó para comérsela, sino para vivir con ella.
Mientras el cóndor traía comida, ella lloraba y decía que no comería carne cruda. Ante ello, el ave bajó al campo y buscó cenizas para freír la carne. Así vivieron un tiempo, hasta que un día un loro escuchó el llanto y avisó a la familia para que la rescaten.
El mallku empezó la búsqueda y llegó hasta la casa de la joven, donde fue escondida por su madre en un cántaro. El cóndor lloró desconsoladamente con las alas extendidas, mientras la madre le lanzaba piedras. Tiempo después, el cóndor se fue, destaparon el cántaro y sólo hallaron huesos blancos y sangre que, se dice, son la maldición de las lágrimas del mallku, dios de las alturas.
La singular anatomía del ave más grande
Las características físicas del cóndor también llamaron la atención de los biólogos. Primero, porque posee la cabeza desnuda y relativamente pequeña, de color rojizo, aunque puede cambiar según el estado de ánimo del animal. En la base del cuello exhibe un collar de plumas blancas que protege la piel desnuda de su cogote.
El macho se diferencia de la hembra por su cresta o carúncula sobre la frente y parte del pico; además es de mayor tamaño y tiene el iris marrón amarillento, mientras que en su compañera, el iris es rojizo.
El pico es recio, fuerte, grande y ganchudo, de borde cortante, útil para desgarrar el cuero de vacas, ovejas o llamas, y triturar sus huesos. Tiene un voluminoso buche que destaca al llenarse. Posee narinas (orificios nasales), sin un tabique central que las divida, y tiene cola relativamente corta.
Sus patas, bastante robustas, son café oscuro, con cuatro dedos fuertes y uñas cortas. El dedo trasero está poco desarrollado, señal que indica que no son aves cazadoras.
Un macho adulto puede llegar a medir hasta 1,30 metros de altura, 3,50 metros de envergadura en vuelo. Miden, desde el extremo del pico al extremo de la cola, 1,30 metros y pesan hasta 12 kilos (Del Hoyo, 1994; Pavez y Tala 1995). Puede volar sobre unos 7.000 metros de altura, y en condiciones climáticas favorables, puede mantener el vuelo durante cierto tiempo, a unos 55 kilómetros por hora.
Las alas son largas y anchas. No tiene grandes músculos pectorales, por ello sólo aletean cuando es necesario, es decir al remontarse, posarse o en casos de emergencia. Sus alas hacen que pueda volar como un planeador, aprovechando diestramente las corrientes de aire ascendentes de las montañas, casi sin pérdida de energía.
Cazado para comer como medicina
Muchas personas creen que partes del cuerpo del cóndor son medicinales.
Filemón, curandero espiritual (yatiri-amauta), dice que el cóndor se ve como símbolo de fuerza y buena salud. Mucha gente cree que la carne de esta ave o sus órganos son fuentes de virilidad y ofrecen algún remedio contra las enfermedades.
También se cree que sus huesos triturados alivian el reumatismo y muchas personas comen su estómago porque creen que cura el cáncer del seno. Frecuentemente se asan los ojos para comerlos, creyendo que así se mejora la visión, y no faltan los que ponen sus plumas debajo de las almohadas para evitar las pesadillas.
Gran cantidad de partes de un cóndor son vendidas en las chiflerías del mercado de las Brujas de La Paz o en la Ceja de El Alto. Los precios varían. Sólo las patas de esta ave cuestan entre 50 y 80 bolivianos, lo que representa un gran negocio para los comerciantes y cazadores.
Según Luis Fernando Serrano, encargado de Biodiversidad y Áreas Protegidas de la Gobernación de La Paz, estas creencias son falsas y están basadas en la ignorancia de las personas, lo que sí es real es el peligro de extinción del cóndor.
Especies en peligro de Bolivia
Quirquincho (Chaetophractus nationi): Vulnerable. Se lo llama armadillo, que habita en zonas frías a gran altitud de nuestro continente. Abarca áreas puneñas de Bolivia, norte de Argentina y norte de Chile. Se alimenta de insectos, raíces y semillas de algunas plantas como tholas y pajas.La mayor amenaza, tanto a nivel local como nacional, es la caza intensiva para fabricar matracas, charangos, amuletos y recuerdos.
Zorro (Lycalopex gymnocercus): Vulnerable. Habita en la Cordillera de Los Andes desde Colombia hasta las costas del Pacífico. Se alimenta de pequeños y medianos mamíferos, lagartos y pájaros; pero no son amenaza enorme para el ganado. Es muy cazado por la piel, que es costosa en el mercado, también son buscados por deporte o por creencias míticas.
Gato Andino o el “titi”(Leopardus jacobitus): Es uno de los felinos menos conocidos y es considerada la especie más amenazada de Sudamérica. Se encuentra en regiones montañosas de los Andes; al centro y sur del Perú y al norte de Bolivia, Chile y Argentina. Se alimenta de roedores de pequeño y mediano tamaño, aves, reptiles y huevos. Es frecuentemente cazado en Chile y Bolivia debido a supersticiones.
Paraba Barba Azul (Ara glaucogularis): En peligro crítico. Esta especie es endémica de Bolivia y exclusiva del Beni. A pesar de que está bajo la protección de la legislación boliviana desde 1986, su población ha disminuido considerablemente. Se considera que la principal razón es el tráfico de ejemplares vivos para el mercado nacional e internacional.
Para destacar
Los cóndores prefieren volar sobre campo abierto, que les permite hallar comida, como carroña.
Por cientos de años, el cóndor ha batallado contra la humanidad para sobrevivir y conservar su especie.
En 1973, el U.S. Fish and Wildflife Service (agencia federal para la protección de peces y animales salvajes) agregó al cóndor andino a la lista de animales en amenaza de extinción.
El cóndor es un ave social y se le ha visto comiendo en grupos de hasta 60 de ellos anteriormente.
Anida en riscos y cuevas de las montañas. Pone sólo un huevo cada dos años, que es incubado de 54 a 58 días por los dos padres.
La cría es cuidada y alimentada por ambos padres hasta los dos años. Estas aves viven más de 70 años.
Opiniones
“En Bolivia no existen datos específicos sobre la especie. Se han hecho algunos pequeños estudios con el Libro Rojo de los Vertebrados, sin embargo, es un número que todavía no se puede decir a ciencia cierta, porque hay pocos datos sobre la especie. Según algunos estudios, en Apolobamba había 78 cóndores”.
Luis Fernando Serrano (Ing. Agrónomo)
“La conservación de las especies no es sólo de un país, porque las especies no tienen fronteras y cada país desarrolla estrategias de acuerdo al grado de amenaza de la especie. Aquí, en Bolivia, no es necesario hacer planes de reproducción ni de reinserción del cóndor porque la población está relativamente bien”.
David Kopp (biólogo)
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