Cientos de caimanes muertos yacen en el lecho seco del río Pilcomayo, en Paraguay. Algunos murieron de hambre y sed, otros que aún están vivos se hunden en el barro para evitar los ataques de buitres en un área golpeada duramente por la sequía en el Chaco al norte de Paraguay, cerca de la frontera con Bolivia. La sequía en el Chaco paraguayo es considerada la más grave en dos décadas, y la segunda peor en 35 años, según Urgente.bo y AFP.
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