El nuevo Gobierno de Argentina está pensando aprovechar los vientos glaciales (que convierten a las extensas llanuras de Patagonia en un terreno inhóspito) para atraer a inversionistas extranjeros y reavivar la débil economía del país.
El vasto terreno semidesértico de Argentina es uno de los lugares más soleados y ventosos del mundo. Mauricio Macri, el presidente de centroderecha, está buscando atraer hasta 20 mil millones de dólares en la próxima década como parte de su meta de generar una quinta parte de la energía de Argentina con fuentes de energía renovable para 2025, comparado con menos del 1 por ciento hoy día.
“Queremos ser un actor clave en el campo de la energía renovable. Es un sector candente”, dice Marcelo Mindlin, director ejecutivo de Pampa Energía, que presentó una licitación para invertir 400 millones de dólares en una subasta el mes pasado. El Gobierno espera que esto se traduzca en más de 2 mil millones de dólares en inversiones este año que proporcionarán 1.000 megavatios de energía mayormente solar y eólica.
El esfuerzo de Argentina por desarrollar energías renovables surge en medio de un impulso más amplio de muchos países en desarrollo, cuyas inversiones en energías renovables sobrepasaron a las de los países desarrollados por primera vez desde 2015, conforme cayeron los costos de generación. El año pasado marcó la primera vez que ha habido más capacidad nueva de generación proveniente de energías renovables que del conjunto de todas las demás tecnologías.
Aunque el año pasado China fue responsable de más de una tercera parte de la inversión global en energías renovables que sumó 286 mil millones de dólares, Latinoamérica se ha unido al esfuerzo. México y Chile duplicaron su inversión en la industria de energía renovable el año pasado, mientras que más del 50 por ciento de la energía en Uruguay proviene de fuentes de energía renovable, y el resto, principalmente, de energía hidroeléctrica.
Si Argentina logra tener un éxito similar (una oportunidad que algunos analistas describen como una de las posibles inversiones más interesantes en energías renovables en el mundo) podría contrarrestar la desilusión sobre el ritmo de inversión en el yacimiento de Vaca Muerta, la enorme formación de esquisto en Patagonia. Aunque tiene una de las reservas más grande de petróleo y gas de esquisto, Vaca Muerta no ha tenido éxito debido a los precios bajos del petróleo y los costos altos de perforación.
Gabriel Goldschmidt, el director de infraestructura en Latinoamérica de la Corporación Internacional Financiera, dice que Argentina “tiene mucho por hacer para ponerse al día” en el sector de energías renovables, debido a una mínima inversión en años recientes ocasionada por un clima empresarial poco favorable.
“Si Argentina no aprovecha su gran dotación de recursos y los actuales precios bajos sería una oportunidad desperdiciada”, dice Goldschmidt, quien ha identificado al sector de energías renovables como una de las áreas en las que desea invertir el ramo del sector privado del Banco Mundial.
Aunque Argentina depende de combustibles fósiles para generar dos terceras partes de su energía (casi toda la demás energía es generada por hidroelectricidad y energía nuclear), el Gobierno espera añadir 10.000 megavatios de energía más limpia en la siguiente década.
Eso reduciría la dependencia de Argentina de la energía importada y cara que constituye la mayor carga sobre el abultado déficit fiscal que está causando los problemas económicos del país.
“Argentina quiere ser el centro de energías renovables en América Latina”, dice Emilio Ilac, director ejecutivo de Puente, un banco de inversiones en Buenos Aires. Él afirma que las compañías energéticas pueden esperar un crecimiento “fenomenal” en Argentina en los próximos años.
Él dice que hay un “gran impulso” para la inversión en Argentina, ya que este año su banco ha recibido visitas de investigación de cerca de 20 fondos de inversión extranjeros semanalmente.
Sin embargo, Goldschmidt señala que existen “tensiones” más amplias entre la necesidad que tiene el Gobierno de atraer inversiones rápidamente para reavivar la economía (que probablemente sufrirá una contracción este año) y el tiempo que toman la planificación e implementación de proyectos sustentables.
“El Gobierno tiene un verdadero sentido de urgencia, lo cual es bueno", dice Goldschmidt. “Está realizando un buen trabajo a un paso acelerado”.
La preocupación es que las inversiones que está esperando el Gobierno para reactivar el crecimiento no están llegando con la rapidez necesaria. Y si la economía no repunta a tiempo conforme aumentan las tensiones sociales de los argentinos debido a las medidas de austeridad (que incluyen aumentos de 600 por ciento en las tarifas de electricidad, las cuales habían estado congeladas durante más de una década) eso podría perjudicar las oportunidades del Gobierno para consolidar su poder durante las importantes elecciones de medio término el año próximo.
“Todo depende de la iniciativa privada”, dice Mindlin, quien ha encabezado el impulso de inversión con la compra de la compañía local de Petrobras, la compañía petrolera brasileña, lo cual ha convertido a Pampa Energía en la segunda mayor empresa energética en Argentina. “Las empresas tienen que tomar la iniciativa y comenzar a invertir”.
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