Tras lograr en diciembre un plan que prevé la firma, en 2015, de un acuerdo internacional más ambicioso para el clima, los europeos quieren precisar cuanto antes el marco y los límites de las negociaciones que se reanudarán el lunes en Alemania.
El objetivo es dar un paso más allá, cuando ya está claro que las promesas hechas hasta ahora no lograrán, según los científicos, impedir que el termómetro mundial suba a 2°C con respecto a la época preindustrial, límite que se ha fijado la comunidad internacional.
Cinco meses después de la maratónica conferencia de Durban, en Sudáfrica, se espera a diplomáticos y expertos de unos 170 países en Bonn, para seguir impulsando este proceso auspiciado por la ONU pero muy fragilizado tras el fiasco de la cumbre de Copenhague, a finales de 2009.
En el delicado contexto económico actual poco es lo que se espera, por ejemplo, en cuanto a la ayuda financiera que los países ricos den a los más vulnerables. "Debemos preservar los logros de Durban, y seguir adelante", declaró esta semana la Comisaria europea para el Clima, Connie Hedegaard.
En Sudáfrica, los europeos aceptaron asumir nuevos compromisos vinculantes en el marco del Protocolo de Kyoto. A cambio, obtuvieron que los principales emisores de gases con efecto invernadero (EEUU, China, India), no sujetos a limitaciones en virtud del Protocolo de Kyoto, aceptaran el principio de un nuevo acuerdo global que impusiera objetivos de reducción a todos los países.
Esta nueva herramienta, que podría ser más o menos vinculante, debe ser firmada en 2015 y aplicable a partir del año 2020.
Estados Unidos "a la espera"
En Bonn, sin embargo, se tratará más de la forma que del fondo y en particular de la creación del grupo de trabajo que se encargará de dar forma a las hojas de ruta trazada el pasado diciembre.
"Las expectativas son bajas", admite Wendel Trio, director de la ONG Climate Action Network Europe, señalando que, a diferencia de los europeos, "países como Estados Unidos e India prefieren atenerse al trabajo de ideas y a no involucrarse en negociaciones" sobre la hoja de ruta para el 2015.
El emisario estadounidense sobre el cambio climático, Todd Stern, señaló recientemente que había "un amplio acuerdo para que este año sea dedicado a una especie de fase conceptual".
Esto ocurre después de que la entrada en vigor en Europa de su tasa carbono, el pasado 1 de enero, desatara la protesta de muchos pesos pesados en este campo, al punto que India veía en ello una "causa de ruptura" en las negociaciones sobre el clima.
La legislación comunitaria obliga desde el 1 de enero de 2012 a las compañías de cualquier nacionalidad que operan en la Unión Europea a comprar el equivalente de un 15% de sus emisiones de CO2, es decir 32 millones de toneladas, para luchar contra el calentamiento climático.
No obstante, si bien "Estados Unidos y China se muestran a la espera", "no hay ninguna voluntad de renunciar al acuerdo de Durban", afirma Serge Lepeltier, embajador de Francia para el clima. Los más optimistas esperan la adopción de una hoja de ruta claramente marcada, a fines de año, en la próxima conferencia importante, en Qatar.
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