Árboles que disciplinan, palmeras que caminan, pájaros ciegos y diversidad de murciélagos son los principales atractivos que ofrece el Parque Nacional Carrasco a los visitantes que se internan en el bosque tupido y rico en flora y fauna silvestre. En el lugar existen 3.000 especies de plantas y 382 de fauna.
El Palo Santo es un árbol que abunda en el parque. Los guías realizan una importante advertencia al pasar cerca de ellos. “¡No debe ser tocado!”, dice a tiempo de recordar que los comunarios de los pueblos del lugar lo usan para disciplinar a los que transgreden sus normas. Los sentenciados son amarrados a su tronco por un máximo de diez minutos en los que cientos de hormigas los pican causándoles dolor, fiebre y malestar general. Hormigas y árboles forman una sociedad; las hormigas los liberan de maleza y el árbol se convierte en su hogar.
Las palmeras que caminan son conocidas como pachuguillas que desde que nacen tienen sus raíces a flor de tierra en forma de tentáculos, de tiempo en tiempo le sale una nueva y muere otra. Esto hace que el árbol en un lapso de diez años se encuentre en otro sitio natural.
También están las orquídeas que ornamentan y perfuman el lugar en medio de una variedad de helechos y lianas. En el parque existen más de 300 especies de orquídeas, de las cuales 50 son endémicas (propias de la región).
Por otro lado, en las cavernas del Repechón habitan los guácharos que son aves nocturnas conocidas como pájaros ciegos. Corren el riesgo de extinguirse por la caza indiscriminada. En las cuevas del parque también existe diversidad de murciélagos entre los que se puede apreciar a los insectívoros y carnívoros. El paisaje natural se completa con riachuelos y el caudaloso y cristalino río San Mateo que debe ser atravesado en andarivel (especie de rondana), de manera manual.
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