domingo, 14 de agosto de 2011

En Isiboro Sécure hay talleres mecánicos y una discoteca

La vida en el lado cochabambino del TIPNIS ya no pasa solamente por las labores de agricultura.

Hay movimiento permanente de automóviles, chicos que van a estudiar, gente que hace deporte e incluso jóvenes que se dedican a la música tropical.

La proliferación de motocicletas y vehículos 4x4 en la región sur del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure permitió la apertura del taller mecánico Anzaldo, en la comunidad de San Juan de Icoya.

Allí inflan llantas, cambian fusibles y reparan problemas menores en un carro.

La multiplicación de la población en las colonias asentadas entre los ríos Isiboro e Ichoa -se cree que son 20.000 unidades familiares- obligó al Estado y a las autoridades regionales a construir escuelas y colegios dentro de la reserva forestal.

De hecho, el territorio colonizado de la reserva nacional que fue declarada Territorio Comunitario de Origen hace dos décadas tiene una dinámica muy similar a la de cualquier zona de asentamiento de colonizadores en el resto del país.

Hay tiendas que venden condimentos de comida, gaseosas o cerveza en casi todas las comunidades. El jueves ingresó un camión con más de dos decenas de cerveza Taquiña al lugar y el refresco que más se vende es la Pett Cola. También se puede encontrar, entre varios otros productos, champú Sedal, caldo de gallina Maggi y al menos tres marcas de aceite.

Cerca a los colegios hay canchas polifuncionales de cemento para que se juegue fútbol de salón y básquet. En la comunidad Ichoa, la última antes de llegar a tla línea roja de la zona colonizada, se construye un moderno campo deportivo con graderías.

Los jóvenes en el Isiboro Sécure escuchan a Las Hermosas del Chapare, que es el conjunto musical de moda que toca cumbia muy parecida a la que llega desde el Perú. En la región incluso ya se realizaron conciertos con la agrupación femenina en un salón de eventos.

En Icoya hay jóvenes que ensayan éxitos de grupos como Bronco de México.

En el segundo piso de una casa de madera ensayan con un teclado, una guitarra eléctrica, una batería y una consola de sonido.

La tecnología es una carencia en el lugar, aunque son cada vez más las casas que tienen televisores con una antena parabólica. Y como en el resto del país, los celulares ya son parte de la vida cotidiana de los pobladores que viven en esta región.

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