La carretera San Ignacio de Moxos – Villa Tunari es apenas un ejemplo de lo que puede suceder de aquí en adelante, si no se define cuál es la concepción boliviana de desarrollo, pues la marcha por el Tipnis (Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure), comprueba que lo que está escrito en la nueva Constitución Política del Estado (CPE), resulta contradictorio e insuficiente.
Ése es el análisis del asambleísta departamental por Unidad Nacional (UN), Eduardo Campos Velasco, quien además dijo que más allá de la evidente contradicción del Gobierno y las legítimas reivindicaciones de los pueblos indígenas del Isiboro Sécure, el conflicto en curso plantea un tema de fondo, que en definitiva es el que la sociedad boliviana está obligada a resolver.
"Se trata de debatir, identificar y definir el paradigma, la concepción de desarrollo, la vía por la cual, en términos conceptuales y prácticos, la sociedad boliviana puede abordar el rumbo que le permita superar el subdesarrollo en el que se encuentra", sostuvo Campos.
"El conflicto es por demás suficiente para demostrar que lo escrito en la norma y las acciones emprendidas por el Gobierno han entrado en franca contradicción. Claro, mientras se trataba de conseguir votos, el discurso de defensa de la naturaleza permitía triunfos electorales; pero ahora que se trata de gestionar el desarrollo, la norma y la demagogia, se ven enfrentadas a la realidad, obligándoles, (al Gobierno) creo que contra su voluntad, a reconocer un conjunto de factores que habían ignorado y que no pueden ser controlados desde la perspectiva interna como en algún momento creyeron determinantes que condicionan fuertemente la gestión del desarrollo", argumentó el legislador.
En ese contexto, explicó que una alternativa es sujetarse a la aplicación del desarrollo sostenible, que en realidad no es ninguna novedad, ni una hipótesis, pues en realidad es el paradigma actual de desarrollo que las sociedades sensatas y exitosas están aplicando. "No se trata del desarrollo a cualquier costa o de hacer de la naturaleza un paisaje intocable; se trata de administrar eficientemente lo que se dispone, pensando en el presente y en el futuro; se trata de hacer de los ahorros (la dotación, los recursos naturales, las riquezas) el factor (el capital) que impulse el bienestar de la sociedad", añadió.
El camino San Ignacio de Moxos – Villa Tunari en concreto, más allá de vincular los departamento de Beni y Cochabamba y sus comunidades, se trata del tramo de uno de los corredores más importantes que puede permitir que la producción y economía brasilera acceda al Pacífico por territorio boliviano, con los consiguientes beneficios que ello puede tener para el desarrollo de nuestras propias potencialidades exportadoras.
"Por supuesto que lo racional nos lo dice, es inadmisible que lo hagamos destruyendo el Tipnis, por lo tanto, la solución está más bien en el ámbito estrictamente técnico y económico. Será más caro el camino, pero el impacto ambiental será también menor. Cambio de trazo del tramo II y consulta previa resultan imprescindibles", puntualizó el legislador departamental, añadiendo que las visiones ambientalistas que quieren hacer de nuestros ecosistemas, unas fotos de postal, así como aquellas que quieren el desarrollo a cualquier precio, felizmente han sido superadas conceptualmente y ambas nunca han estado en condiciones reales de cambiar la vida de los hombres para bien.
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