Un proyecto de reforestación con árboles autóctonos en la provincia argentina de Corrientes logró respaldo de las Naciones Unidas y se transformó en un referente en América Latina en el marco de los acuerdos de Kioto para la reducción de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
La certificación fue otorgada al establecimiento Santo Domingo con auspicio de la empresa farmacéutica internacional Novartis, en una zona que, durante siglos, fue una selva tropical, pero hace décadas fue talada para el pastoreo de ganado.
Esta decisión estuvo fundamentada en las especies arbóreas de la región que tienen una superior capacidad de absorber el CO2 del aire para producir madera y oxígeno, además de cumplir con las estrictas normas del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Convenio Marco sobre Cambio Climático de la ONU.
La medida ayudará a revertir el proceso de extinción de muchas especies, que durante décadas sufrieron la tala indiscriminada de bosques nativos, sea para uso comercial de la madera o para convertir esos terrenos en campos ganaderos o agrícolas.
Con esta aprobación de especies que ni siquiera ya se cultivaban en viveros como el ybirá pytá; el Anchico colorado; el lapacho negro, el amarillo y el rosado; el cedro misionero; el guayubira; el loro blanco y el negro y la tipa colorada, entre otros, tienen asegurado su crecimiento en la tierra correntina. Pero también abre las puertas a otras especies en extinción en toda América Latina.
Es que el proyecto que se aplica en Santo Domingo es una iniciativa encarada por la compañía Novartis, para cumplir con el objetivo comprometido de bajar un 5% sus emisiones de gases efecto invernadero, que lanzaba a la atmosfera en 1990. Actualmente esa empresa emite a la atmósfera un 20% más gases que a inicios de los ’90. La reforestación se complementará con una mayor eficiencia y modernización de los procesos productivos para alcanzar la meta.
Este precedente en la lucha contra el cambio climático podría ser imitado por otras empresas, porque además de cumplir con el acuerdo de Kyoto, también es un negocio importante para las compañías, con la explotación maderera.
Para hacer realidad el proyecto, Novartis se asoció a Manejo Forestal Latinoamericana, una empresa forestal que se encargará luego de la comercialización de una producción sustentable. Con Santo Domingo, Novartis además recibirá los créditos certificados por la reducción de emisiones, los llamados bonos verdes.
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