Cuando el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, habló en su primer discurso a su llegada a la cumbre mundial de cambio climático que se celebra en esta ciudad, el panorama claro y esperanzador de arribar a un acuerdo entre los 194 países participantes, frente alcalentamiento global, pareció tornarse negro y desolador. "Un tratado internacional vinculante está hoy fuera de las posibilidades", sentenció.
Frente a este presagio, un desesperado intento de último momento, a dos días de concluir las negociaciones que permanecen estancadas, surgió cuando esta mañana la presidencia de la XVII Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático (COP17) designó a Brasil como país facilitador para la búsqueda de un acuerdo entre las partes.
"La presidencia de Sudáfrica nos ha invitado a servir como facilitadores de las negociaciones que tendrán lugar en esta última fase de la conferencia. Soy optimista con los resultados de esta cumbre, y creo que estamos cerca de un buen resultado en lo referente a los asuntos claves de esta conferencia: el segundo periodo del Protocolo de Kyoto y los pasos necesarios para lograr un acuerdo global después de 2020", aseguró el embajador brasileño Luiz Alberto Figueredo en una conferencia ante los medios de prensa donde estuvo LA NACION.
"No está claro si será un instrumento paralelo al protocolo de Kyoto o un solo instrumento para todos los países", explicó el jefe de la delegación brasileña y subsecretario de medio Ambiente de la Cancillería, que negocia en el contexto del G-77, el grupo de 132 países en desarrollo cuya presidencia ocupa la Argentina.
El Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y que está en vigor desde 2005, estableció compromisos legalmente vinculantes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 37 países desarrollados, con la excepción de los Estados Unidos, que no lo ratificó. China, el mayor contaminador de CO2 del mundo, por ser un país en vías de desarrollo, no está legalmente obligado a cumplirlo.
"Aunque Kioto solo no resuelva el problema climático actual, es una base para construir sobre la misma, con importantes instituciones", destacó Ban Ki-Moon anoche.
Las desesperanzadoras palabras del secretario general de la ONU, en cuanto a que es imposible lograr un acuerdo vinculante en Durban, no son más que el reflejo de la gran distancia que existe entre las posturas de los diferentes bloques de negociación, más preocupados por la actual crisis económica y financiera mundial, que por comprometerse a reducir las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera y evitar el calentamiento global de más de 2 grados centígrados, límite de seguridad considerado por los científicos para que el clima no genere catástrofes
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