A Cohana, como a tantos poblados andinos, sólo se le conoce por una desgracia. Desde hace algunos años, los desagües de El Alto de La Paz, una población casi diez veces superior a la de Puno, van a parar a sus aguas, contaminándolas cotidianamente; ensuciándolas a tal punto que es posible distinguir claramente una gran mancha de lenteja de agua, según algunos especialistas, desde el espacio.
Llegar a esta zona no es nada fácil, de ahí su abandono. Al lugar sólo se tiene acceso a través de una trocha llena de huecos que recorre una pampa por la que también viajan, con el mismo destino, las pestilentes aguas del fenecido e hipercontaminado río Katari, el colector final de los desagües de El Alto.
Pero, aclaremos algo: la bahía pudo ser un paraíso turístico. Por las cercanías se pueden encontrar chullpas y, hasta hace algunos años, las parihuanas atiborraban este paisaje. No obstante, este destino fue negado y en su lugar se encuentran, ahora, las 4 mil 200 hectáreas de terreno afectadas con aguas residuales de origen urbano, tal cual lo ha informado la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT).
Un detalle importante es la percepción de los habitantes de la bahía de Cohana; ellos sienten que les ha caído una maldición. La muestra más contundente del impacto de la contaminación sobre los habitantes de Cohana son los numerosos botes abandonados y regados por toda la zona, antes útiles herramientas de pesca, hoy inútiles armazones de madera. ¿La razón? No hay nada qué pescar.
TESTIMONIO Rosa Choque, pobladora del lugar, chapurreando el castellano, pues es Aymara-hablante, da a entender que desde hace muchos años ellos no saben lo que es pescar; “no hay nada de nada”, manifiesta, refiriéndose a la pesca que fue una de las principales actividades económicas en el pasado.
Este impacto ha hecho que Cohana, un “cantón” del municipio de Pucarani, provincia de Los Andes del departamento de La Paz, sea una zona que se está despoblando rápidamente.
Los efectos principales de la contaminación tienen un nombre: eutrofización. Este no es un fenómeno ajeno a nosotros, pues la bahía puneña del lago Titicaca también sufre por este problema; la diferencia es la escala en que ésta se produce y la situación de la población directamente afectada.
LIDEMA Marco Octavio Ribera Arismendi, del Observatorio Ambiental de Lidema, informa sobre la situación en los últimos años: “la Bahía de Cohana, y otras circundantes como Pajchiri y Cascachi, mantuvieron el nivel de contaminación extrema de los años anteriores, con una tendencia al incremento (por la cada vez más baja capacidad de purificación y reciclaje natural de los ecosistemas costeros), tanto de la acumulación de desechos doméstico-industriales como de la expansión de la contaminación a zonas interiores del lago Menor”.
Copacabana en el medio
Copacabana parece una colonia gringa: hay tal cantidad de turistas que uno duda sobre la nacionalidad de esta pequeña ciudad boliviana.
La playa principal es de arena muy clara y está llena de botes a pedal ofrecidos a los visitantes; es ahí donde la lenteja se hace presente y los olores horribles invaden el ambiente, especialmente al caer la tarde. Copacabana se ha convertido en uno de los puntos más contaminados junto a Tiquina y la ya mencionada Cohana. Los desechos de su población creciente y la de sus numerosos visitantes van a parar directamente al lago Titicaca, que actualmente es propuesto como una de las maravillas del mundo. Para ello, es necesario adoptar medidas de prevención urgentes.
La población de Cohana confronta situación insoportable
La contaminación en Cohana creció tan rápido, que hoy su situación es insoportable. Hace algunos años la Federación Departamental de Trabajadores Pesqueros del Lago Titicaca tomó medidas de fuerza contra Gobierno central y la Prefectura de La Paz para exigir medidas urgentes contra la contaminación del lago. Lo mismo en el 2006, cuando los pobladores tuvieron que bloquear las carreteras para pedir acciones contra este problema. Estos movimientos pusieron los ojos de las autoridades de Bolivia en lo que estaba (y sigue) sucediendo en Cohana, llamando también la atención de distintas instituciones de este país y motivando acciones consecuentes de sus dependencias gubernamentales así como de la ALT.
Los testimonios recogidos en la zona de Cohana indican que no ha habido cambio alguno en la situación del lugar, a no ser por el recojo de lenteja, que lamentablemente es un hecho ornamental, ya que rápidamente se vuelve a ensuciar con ella.
El Alto, el gran contaminador
La ciudad de El Alto de La Paz tiene una población de un millón 184 mil 942 habitantes (según el censo INE 2010 realizado en el país altiplánico), un poco más que la región Puno, que concentra a sus habitantes en un solo punto, los cuales vierten también sus desechos en el lago Titicaca, tal como lo hacen los bolivianos.
En los últimos 20 años, la población de El Alto casi se ha triplicado. En pocas décadas, de ser un pequeño pueblo pasó a tener 405 mil 492 habitantes; esto, en 1992 (datos de Censo INE, Bolivia), con lo que logró superar holgadamente el millón hacia el 2011, lo que ha implicado un aumento dramático de la contaminación en el mismo periodo.
Por si fuera poco, además de ser un gran centro urbano, El Alto es uno de los centros industriales más importantes de Bolivia. Entre las sustancias encontradas por el viceministerio de Industrias de Bolivia en el río seco, afluente del Katari, se descubrieron: zinc, amoníaco, cobre, manganeso, cromo, fosfatos, manganeso y sólidos suspendidos provenientes de industrias gaseosas, de bebidas alcohólicas, de comidas, curtiembres, pinturas, textiles y de imprentas.
La asociación Boliviana Pro Defensa de los Derechos de la Naturaleza informa que, hasta el 2009, casi la mitad de los desechos de esta ciudad iban a dar directamente al lago, mientras que la otra parte era usada principalmente por la planta de procesamiento “Puchukollo”.
Pese a los anuncios de mejora de la planta, que incluían una ampliación desde la segunda mitad del 2010, según los monitoreos de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), el procesamiento de las aguas no se hace de manera eficiente.
Marco Octavio Ribera, coordinador nacional de la institución declaró, en mayo de este año: “La información (proveniente de los monitoreos hechos a la planta) muestra que a mediados de mayo de 2011, las aguas del tubo emisor nuevamente se observaban muy oscuras, turbias, con fuertes olores; es decir, sin cambios desde el año pasado”.
Descuido de problemas ambientales
No hay ningún plan integral de descontaminación en ejecución, mientras que la contaminación va en aumento y se ha ahondado aún más con el incremento de la actividad minera.
Son interesantes las conclusiones de la Liga de Defensa del Medio Ambiente cuando analizan las razones económicas del descuido estatal de los problemas ambientales, las que citamos aquí:
“La causa y el efecto (del descuido) tienen una raíz en el modelo de desarrollo vigente, caracterizado por su perfilextractivista y primario exportador que ha hecho un énfasis exacerbado en los sectores de hidrocarburos, minería y energía, tornándose más preeminentes que antes. El avance acelerado y a ultranza del modelo extractivista y primario exportador desafortunadamente requiere de una gestión ambiental y de autoridades ambientales débiles y con poco poder de decisión”.
Actualmente se presenta una situación que apremia. Y no sólo Bolivia, que posee la mitad del lago Titicaca, sino también a los peruanos.
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