La retirada de Canadá del Protocolo de Kioto supone un duro golpe a los esfuerzos internacionales para reunir a todos los países en el mismo barco en la lucha contra el calentamiento global, pero los expertos todavía creen que su impacto podría ser limitado.
Canadá se convirtió el lunes en el primer país en abandonar formalmente el tratado de 1997 sobre el calentamiento global, afirmando que quiere evitar las sanciones de 13.600 millones de dólares por no cumplir con sus objetivos. La decisión del gobierno conservador del primer ministro Stephen Harper fue anunciada sólo un día después que la conferencia de la ONU en Durban, Sudáfrica, decidiera intentar alcanzar un acuerdo que incluya a todos los países del planeta.
Para los defensores del medio ambiente, tales compromisos vinculantes son vitales para reducir las consecuencias catastróficas del calentamiento global, incluyendo los cada vez más frecuentes desastres naturales.
Para Josh Laughren, de la oficina canadiense del Fondo de Protección del Medio Ambiente (WWF), la decisión de Ottawa “margina efectivamente a Canadá” de los esfuerzos internacionales. “Pero, después de todo, incluso los acuerdos internacionales vinculantes no valen más que lo que los gobiernos están dispuestos a hacer”, agregó.
La máxima autoridad de ONU en materia climática lamentó ayer la decisión de Canadá y advirtió que de todas formas el país norteamericano sigue estando legalmente obligado a contribuir al combate del cambio climático. Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU, se dijo sorprendida de que Canadá haya anunciado su decisión.
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