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viernes, 24 de julio de 2015
Calor en la Amazonía Boliviana: incendios, quemas o chaqueos
En Bolivia se han definido tres grandes cuencas hidrográficas que cubren su territorio, estas son: Cuenca del Amazonas, Cuenca del Plata y Cuenca del Altiplano. En este caso nos referiremos a la región correspondiente a la amazonia en un sentido amplio, incluyendo las partes altas que contribuyen con el escurrimiento del agua hacia los ríos de la cuenca, de esta manera se comprende total o parcialmente 7 de los 9 Departamentos de Bolivia.
En esta región en particular se presentan año tras año fuegos en bosques, sabanas y pastizales que son ocasionados por factores naturales o inducidos por el hombre. Es muy común la práctica del chaqueo para habilitar parcelas para la agricultura, así como la quema de pastos para inducir el rebrote y ampliar la superficie de pastizales mediante la siembra de semilla de especies introducidas.
Los datos han sido obtenidos a través de sensores ubicados en satélites que registran de forma diaria imágenes satelitales y que mediante algoritmos de programación determinan si un pixel es clasificado como un foco de calor o no. Los algoritmos para la detección de fuego a partir de datos de satélite se han ido perfeccionando mediante versiones específicas para cada sensor, aumentando así la capacidad para detectar puntos calientes y reduciendo los errores por omisión (no detección de fuegos reales), o errores de comisión (falsas detecciones).
Aunque los focos de calor se detectan en prácticamente toda la extensión de la cuenca amazónica, mediante el análisis de densidad de puntos podemos determinar con mayor facilidad las regiones donde se manifiesta una mayor concentración de ellos.
De esta manera podemos observar que las mayores concentraciones se presentan en los Departamentos de Santa Cruz y Beni, seguidos por Pando, el norte de La Paz y la zona tropical de Cochabamba. Los municipios donde se detectan con mayor frecuencia son:
Santa Cruz: Pailón, San Julián, Charagua, San José de Chiquitos, Cuatro Cañadas, Fernández Alonso, San Ignacio de Velasco, San Miguel de Velasco, Okinawa, Colpa Bélgica, Yapacaní, Montero, San Pedro y El Puente. Beni: San Ramón, Santa Rosa, Reyes, Exaltación, Santa Ana de Yacuma, San Joaquín, San Javier, Baures, Magdalena, Puerto Siles, Huacaraje, Loreto y Guayaramerín. La Paz: Ixiamas, San Buenaventura y Apolo. Pando: Puerto Rico, Bolpebra, Porvenir, Filadelfia, El Sena y Puerto Gonzales Moreno. Cochabamba: Villa Tunari y Chimoré.
Aunque el fuego es parte natural del agro-ecosistema y en muchos casos trae incluso efectos positivos para el manejo del mismo al evitar la acumulación de pasto y otra materia combustible durante la época seca y favorecer procesos fisiológicos de varias especies vegetales, debe ser realizado mediante quemas controladas siguiendo toda la normativa y precauciones necesarias. Se deberían implementar otras alternativas que eviten o limiten el uso del fuego tanto para la agricultura como para la ganadería. La importancia de la quema de biomasa es creciente considerando que los efectos no son solo locales sino globales y acumulativos, agravados por la emisión de gases y partículas hacia la atmósfera, repercutiendo en el cambio climático, se trata de una liberación energética muy fuerte que podría considerarse ineficiente.
En la figura se muestran los mapas de densidades de focos de calor para tres años (2007, 2010 y 2013) usando datos del sensor TRMM, existen variaciones evidentes. Se muestran los departamentos y en línea gruesa el límite de la cuenca amazónica, se han excluido del análisis las cuencas del Altiplano o endorreica y la cuenca del Plata.
Javier G. Villegas
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