domingo, 29 de agosto de 2010

Bufeos. Rescate inédito para una especie única en Bolivia

Un inédito operativo de rescate para salvar 12 bufeos (delfines de agua dulce) atrapados en un atajo del río Paila, distante 360 kilómetros al norte de la capital cruceña, movilizó a un centenar de personas, entre rescatistas, biólogos, veterinarios, voluntarios, defensores ambientalistas y autoridades de la Gobernación que elaboraron un plan para rescatar a este grupo de cetáceos, especie única en Bolivia.
En principio se sabía de nueve delfines; sin embargo, en el último día de captura vino la sorpresa: había tres ejemplares más, lo que al final dio un total de 12 mamíferos.
Todo esto ocurrió a dos kilómetros de la hacienda Seis Hermanos, de propiedad del brasileño Ismael Freire y cerca del campamento agrícola Las Londras (pasando el municipio de San Pedro).
El operativo de rescate duró siete días, pero la planificación comenzó a principios de junio, cuando Freire dio la voz de alerta. “El río Paila está taponado y hay bufeos atrapados”, fue la denuncia que hizo Freire. De inmediato su alerta tuvo eco a través de la Internet, medio por el cual Organizaciones No Gubernamentales (ONG), internacionales y locales, y entes ambientalistas comenzaron a pedir ayuda.
Pese al interés que despertó el caso, el inicio de las tareas sufrió demoras pues coincidió con la transición de mando en la Gobernación, entre abril y mayo. Luego, las lluvias que provocaron inundaciones en junio, la ola de frío que mató a miles de peces en los ríos cruceños en la primera quincena de julio y la falta de recursos para enfrentar un operativo de este nivel alargaban la estadía de los bufeos en un brazo del río Paila, donde los animales habían acudido en busca de condiciones ideales para el apareamiento.
Cuando llegó la hora de proceder, el grupo de investigadores encontró una zona rodeada de extensos cultivos y caminos inaccesibles. Sólo la hacienda Seis Hermanos posee un pequeño bosque por donde cruza el río Paila, razón por la cual los investigadores aseguran que ese tramo se convirtió en el refugio para los ejemplares de Inia boliviensis, nombre científico de estos cetáceos, que encontraron en el río Paila el lugar ideal para alimentarse con peces. No obstante, se temía que en un mes, cuando se produzca una baja en el nivel de las aguas, los bufeos estén en riesgo de morir.
¿Cómo trasladarlos si no contamos con las condiciones? fue una de las primeras interrogantes que se planteó Mariana Escóbar, del Museo de Historia Noel Kempff, que se encargó de la parte técnica para preservar la vida de los bufeos. La experta indicó que estos animales recorren la cuenca amazónica y de los Andes, pero que las inundaciones, producto de los chaqueos y canales de cultivo, provocaron modificaciones en el curso de los ríos, alterando así el hábitat del grupo que quedó atrapado en un cauce que se va llenando de sedimento.
“Este río (Paila) se va a secar, pues el tapón que impide su conexión con el Río Grande lo está sedimentando, por eso nos preocupaba el futuro de los delfines. Ellos se alimentan de peces y se presume que en esa cadena alimenticia se desviaron a este afluente, sin poder retornar”, expresó Escóbar.
Los voluntarios de FunSar se encargaron del rescate de los bufeos. “Tuvimos que preparar las lanchas, ubicar los vehículos, abrir caminos, construir una plataforma, habilitar puertos y mover a la gente. El personal del museo y los demás expertos se ocuparon del cuidado de los animales”, expresó Runny Callaú, responsable de FunSar.
La comisión de rescate instaló un campamento base el jueves 19 de agosto, en la hacienda Seis Hermanos. En los dos días siguientes los intentos para iniciar la captura fueron vanos, pues el espesor de las plantas de tarope y la falta de caminos obligó a replantear la estrategia de salvamento.
“Me tuve que meter al río, porque prefiero el agua a que me piquen los mosquitos”, comentó bromeando Omar Callaú, del zoológico municipal, que no tuvo reparo en sumergirse al afluente donde habitan rayas, pirañas y lagartos.
Sin embargo, ese esfuerzo fue en vano, porque las plantas de tarope no cedieron y ello echó por tierra la posibilidad de utilizar un camino de tierra por donde tenían que transportar a los bufeos hasta el Río Grande. Esto obligó a abrir otra ruta, por unos pastizales plagados de víboras venenosas y sicurís. El domingo 22 de agosto, a las 9:00, comenzó el trabajo.
Los rescatistas se dividieron las tareas de campo en cuatro acciones: capturarlos en el río Paila, trasladarlos al Puerto B, transportarlos en camioneta en un recorrido de dos kilómetros hasta el Río Grande, y por último, en botes inflables llevarlos a Puerto Piraña, para liberarlos y que sigan su curso por el Río Grande.
A las 15:30 se inició la captura de los dos primeros bufeos juveniles, de aproximadamente 55 kilos cada uno. La fuerza de uno de ellos, al resistirse a la captura, le produjo algunas heridas en la aleta izquierda y en la cola, pero la pronta intervención de los expertos con medicamentos evitó que el sangrado se agudice. De allí los cetáceos fueron transportados en las carrocerías de dos camionetas que fueron acondicionadas con colchonetas, toallas mojadas y una manta que fue utilizada como carpa para evitar que los rayos del sol les lleguen directamente.
Una vez en los botes inflables, su destino era Puerto Piraña. Los contratiempos no faltaron, pues uno de los motores de los botes se averió. “Fue un trabajo titánico, teníamos que hacer ese recorrido en un periodo de tres horas, pero lo hicimos en cinco, un bote tuvo que jalar a otro”, explicó Callaú. De noche, desplazarse por los ríos se hizo peligroso, lo que obligó a largar a los bufeos poco antes del Puerto Piraña. “Lo hicimos así porque, además, se divisaron otros bufeos en la zona”, contó Callaú. Esa noche, los involucrados en el rescate evaluaron la jornada y hubo momentos de tensión, porque reconocieron que cometieron algunas fallas que no debían repetirse en los posteriores rescates, como jalar a los delfines bruscamente, preveer que sean hombres de contextura fuerte los que se encarguen de alzarlos, que los vehículos estén listos para arrancar y que los motores de los botes no fallen.
El lunes 23, en un nuevo operativo de rescate, se puso de manifiesto la inteligencia de los delfines, pues al escuchar las lanchas y ver que nuevamente el grupo de personas se les acercaba, los mamíferos se pusieron en posición de ataque y se abalanzaron contra la red, ocasionando que los rescatistas la suelten, por lo que sólo se atrapó uno. “Es que entre ellos se estaban defendiendo”, explicaban los expertos.
Al día siguiente, los animales no atacaron, sino que se refugiaron entre las plantas de tarope y palizada, y con sus colas comenzaron a dirigir las plantas hacia la red, eso no impidió que seis fueran trasladados hasta Puerto Piraña. Al día siguiente, el operativo finalizó con la captura de tres más, dando fin al mega rescate.
“No sabía que teníamos delfines, pensé que sólo vivían en ríos de Beni”, expresó María Campos, una cocinera del campamento agrícola Las Londras, que al igual que muchos desconocía que en ríos cruceños hay bufeos.
Han vuelto al Río Grande.

Opinión

“Deben estar orgullosos de tenerlos”
Enzo Aliaga / Investigador de bufeos
En la primera parte del rescate hubo errores que posteriormente fueron superados. No había otra forma, se puso empeño y dedicación para hacerlo.
Hemos capturado a doce individuos, cuya vida corría riesgo. De aquí en adelante se debe valorar más a este mamífero promoviendo la creación de políticas nacionales que velen por su seguridad.
Siempre se los ha visto en las cuencas de Río Grande, Mamoré e Iténez, pasa que atrapados en esta zona nunca y eso generó todo el movimiento de gente para ayudarlos a retornar a su hábitat natural. Esto debe llamar la atención de Santa Cruz, ustedes tienen que saber que hay delfines en su departamento y sentirse orgullosos por eso.
En un país sin acceso al mar, tener un bufeo es importante para la conservación de la vida acuática y de las cuencas.

Para saber

- Estudios. Hay pocas investigaciones sobre esta especie. Los estudios existentes están enfocados en su distribución y abundancia.

- Leyes. Solamente se cuenta con el decreto de Veda General Indefinida modificado (D.S. 25458), actualizado en julio de 1999.

- Vulnerable. El bufeo se encuentra en el apéndice II de la Convención Internacional sobre el Tráfico de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (Cites). En 2008 fue nominado como vulnerable, debido a la potencial pérdida de su hábitat y una reducción en su población.

- Amenazas. Sufren con la contaminación de los ríos, los motores de los botes, caza y el exceso de pesca. En Bolivia los utilizan como carnada para otras especies. En Perú, vivos los cortan y los lanzan en cajas a los ríos para atraer a los peces carroñeros.

- Acciones. En mayo se realizó en Santa Cruz el IX Congreso internacional sobre manejo de fauna silvestre en la Amazonia y América Latina, encabezado por el colombiano Fernando Trujillo, de la Fundación Omacha, que hizo un llamado urgente para adoptar medidas de manejo de esta especie.

- Apoyo. En el rescate estuvieron involucrados el Museo Noel Kempff Mercado, FunSar, WWF, WDCS, Omacha, Fundación Estas Vivo, TGB, la Gobernación Cruceña, el zoológico, la UMSA, miembros del Club Caza y pesca, alumnos de la René Moreno y ambientalistas.

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