domingo, 8 de agosto de 2010

7 aves en extinción


En peligro crítico, así están categorizadas siete aves de Bolivia que corren peligro de extinción según el Libro Rojo de Vertebrados Silvestres de Bolivia publicado por el Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad y Cambios Climáticos. En la lista figuran la palkachupa, el mamaco, la pava copete de piedra, el tilluche, la remolinera real, la paraba azul y la paraba frente roja.

De las siete, las dos últimas son las únicas endémicas (es decir propias) de Bolivia de acuerdo con el biólogo Hugo Aguilar. La primera anida en la región de las sabanas de los llanos de Moxos y la segunda, en los valles interandinos.

Aguilar señala que el tamaño poblacional es uno de los elementos determinantes para clasificar a una especie “en peligro crítico”. Ése es el caso de la remolinera real, que cuenta actualmente con entre 50 y 70 individuos; las demás especies en extinción oscilan entre 100 y 1.000. Otro aspecto clave es el espacio de distribución de las especies; por ejemplo, el mamaco sólo tiene 20 kilómetros cuadrados para su hábitat.

El también biólogo Omar Martínez señala que el principal peligro para la extinción de estas aves es la pérdida de su hábitat, que tiene como enemigo a la agricultura, actividad humana que emplea el chaqueo y se aplica en diversas regiones. “Hablamos de los monocultivos de arroz en Guanay (La Paz), la caña de azúcar en Bermejo (Tarija), la soya en el oriente, donde se habilita tierras de bosque para utilizarlas entre tres y cuatro años para después buscar otras”.

Martínez añade que al agro se suman los males que provocan la tala y la extracción de madera y la plantación de otras especies de árboles, como el pino y el eucalipto. “De este último se ha visto que en un periodo de tiempo relativamente corto puede desecar (extraer humedad) cuerpos de agua locales y se ha demostrado que la diversidad y abundancia de aves en estos bosques es muy baja”.

A estos peligros se suman la cacería de subsistencia como una opción de alimentación de pobladores rurales y la cacería de especies sólo para utilizar su colorido plumaje en eventos folklóricos.

Martínez explica que esto es preocupante porque las aves juegan un rol ecológico importante en el ambiente. Por ejemplo, en los bosques tropicales las pavas de monte consumen frutos silvestres de diversos árboles, es así que cuando defecan, las semillas se esparcen y permiten el crecimiento de una nueva planta.

Otros ejemplares, como las lechuzas y los búhos, se encargan de eliminar animales perjudicales como los ratones; mientras que los buitres se encargan de “limpiar” los cadáveres. Otras aves consumen insectos y así controlan la población de mosquitos que en algunas ocasiones llegan a ser un riesgo para la cosecha agrícola. “Existen otras especies consideradas dañinas para la cosecha, pero la mayoría cumple un rol crucial en el medio ambiente”.

Los datos del alcance de las edades del grupo de estas siete aves en peligro de extinción solamente se conocen a partir de aquellos que han estado en cautiverio, como en zoológicos. En el caso de las dos parabas azul y de frente roja, llegan a vivir 50 años; en el de la pava copete de piedra y el mamaco, se tiene registros de que viven hasta los 30 años, aunque en cautiverio.

Aguilar complementa que en el zoológico de Santa Cruz se realiza desde el pasado año un proceso de rehabilitación de las dos parabas, que consiste en su reproducción y se tiene proyectado ampliar el plan para aves como el mamaco y la pava copete de piedra. Es así que por el momento, las otras aves de esta “lista roja” parecen tener los días contados.

Vive en en los llanos benianos de Moxos

Paraba azul (Ara galucogularis dabben)

La destrucción de su hábitat, la cacería indiscriminada y su comercialización como mascotas son las amenazas constantes que ponen en riesgo la supervivencia de esta especie, también conocida como paraba cachete azul. El ave, que mide 85 centímetros y pesa cerca de 700 gramos, se caracteriza por su pluma de color turquesa con una combinación de tono amarillo naranja en la parte de la garganta. Habita en las pampas del departamento del Beni, principalmente en las palmeras, donde realiza huecos y pone por lo general tres huevos, pero sólo un pichón llega a desarrollarse . Se alimenta de las frutas de motacú y su reproducción se da entre septiembre y mayo.

Su hábitat está en los arbustos de Apolo y del Parque Nacional Madidi

Palkachupa (Phibalura flavirostris boliviana)

Es un ave que vive y anida en arbustos del municipio de Apolo, en el norte de La Paz, y en el Parque Nacional Madidi. Según investigaciones realizadas sobre esta especie, su hábitat es amenazado por una constante deforestación del bosque para uso de la ganadería; la acción pone en riesgo la reproducción de su especie, ya que sólo se garantiza el 20 por ciento del éxito del empollamiento, cuando lo normal de un ejemplar tropical es de un 50 a 60 por ciento. De acuerdo con las averiguaciones de la bióloga Verónica del Rosario Ávalos, se detectó nidos de esta ave en rocas, lo que le hace suponer que fue por falta de árboles. La especie mide 22 centímetros, tiene la cola larga y bifurcada, y es una especie considerada monógama; su alimentación consiste en frutas e insectos (principalmente los Hymenoptera y coleoptera, según Ávalos). En 2008, la palkachupa fue registrada en un grupo de 200 individuos.

Tiene población en Cochabamba, Santa Cruz, Chuquisaca y Potosí

Paraba frente roja (Ara rubrogenys lafresnay)

Vive en los bosques secos interandinos y es conocida también como q'aqa loro y loro burro; tiene como su principal amenaza al tráfico ilegal de animales para ser vendidos como mascotas. Según investigaciones realizadas entre 1980 y 1990, entre 800 y 1.000 ejemplares de parabas fueron traficadas al exterior. Aunque en la actualidad no se ha detectado el comercio masivo, se reporta todavía su venta ilegal al Brasil y Perú. Aparte, entre 1980 y 1995, se registró una población de aproximadamente 20.000 ejemplares en el área que comprende el sur de Cochabamba, el suroeste de Santa Cruz, el norte de Chuquisaca y el noreste de Potosí. Actualmente se calcula que existe cerca de 200 individuos en 14 comunidades de las zonas citadas y los comunarios coinciden en que hay una reducción considerable de estas aves con relación a hace 20 años. Esta paraba se mueve en los riscos poco accesibles y para anidar busca huecos y grietas de paredes rocosas; se alimenta en temporada húmeda de frutos y en la época seca, de maní y maíz.

Su población en Beni llega a 130 individuos

Mamaco (Crac globulosa spix)

El aislamiento geográfico, la baja capacidad de dispersión y la cacería son las constantes amenazas a esta ave. Hugo Araníbar, biólogo de la Fundación Armonía, es un especialista en este ejemplar y asegura que sólo se ha registrado su presencia en un área de 20 kilómetros cuadrados. Actualmente, el mamaco reside en el sudoeste de la Amazonia del departamento de Beni, a menos de 200 metros del bosque de Varzea. Su población estimada es menor a 130 individuos.

Este espécimen mide 90 centímetros y pesa 2.500 gramos. El macho, a diferencia de la hembra, presenta una cera roja brillante con un lóbulo superior redondeado y dos inferiores; pero tanto la hembra como el macho tienen una cresta enrulada hacia adelante y las partes dorsales del pecho y la cola de color negro. En época húmeda se alimentan de pequeños vertebrados e invertebrados, y en estación seca, de frutos y semillas. Se conoce que en 2004, la población de San Marcos, perteneciente a la Tierra Comunitaria de Origen Tacana, generó normas de protección de hábitat de la especie mediante sus usos y costumbres.

Reside en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz

Pava copete de piedra (Pauxi unicornis)

Las principales causas para la extinción de esta especie son la caza, la deforestación, el chaqueo y la explotación ilícita de madera, principalmente en el Parque Nacional Amboró y el Parque Nacional Territorio Indígena Isiboro Sécure, lugares donde se ha registrado a esta pava, además del Parque Nacional Carrasco y la región yungueña de La Paz. Esta ave, que se alimenta principalmente de frutas, tiene su plumaje de color negro con puntas blancas en la cola, patas y pico rojizos, y su principal rasgo es el cuerno cilíndrico, largo y de color azul.

El ave mide entre 85 y 95 centímetros. Cuando su hábitat es perturbado, se refugia en las ramas inferiores de un árbol. La época de reproducción de este espécimen es entre los meses de agosto y diciembre, durante el primer mes se la observa en compañía de su pareja. De acuerdo con un registro levantado en octubre de 1989, en las orillas de un río del Parque Nacional Amboró se encontró un nido de la pava copete de piedra con un único huevo y se presumió que la anidación era de 32 días.

Posee 13 subpoblaciones entre las cordilleras de Apolobamba y La paz

Remolinera real (Cinclodes aricomae)

Los principales motivos de la extinción de esta especie son la tala y la quema de árboles que provocan la desaparición de la capa de musgo, troncos y ramas que son imprescindibles para ella. La remolinera real mide 21 centímetros y pesa 50 gramos. Tiene el pelaje de color oscuro con el cuello blanquecino y el vientre de tono café. Esta ave fue observada en el Parque Nacional Madidi, en 2000; ese mismo año se notó su presencia en el Parque Nacional de Cotapata y también en los páramos de los Yungas de La Paz. Los datos recabados indican que al menos existen 13 subpoblaciones entre las cordilleras de Apolobamba y La Paz, en una superficie de 14 hectáreas, donde se ha establecido la presencia de grupos de entre 50 y 70 aves. La remolinera se reproduce en época húmeda. En Apolobamba se encontró un individuo con material de nido en noviembre, y juveniles en febrero y marzo.

Está amenazada por el avance acelerado de la mancha urbana

Tilluche o tororoi enmascarado (Hylopezus auricularis)

Las amenazas a la vida del tilluche son la degradación, fragmentación y destrucción de su hábitat, problemas originados por actividades humanas como la expansión del área urbana y suburbana en la ciudad de Riberalta, en Beni, donde se halla el ave; además de la implementación de las áreas de cultivo y de pastura, la apertura de caminos vecinales y la extracción de recursos como las hojas de motacú. Según el coordinador del Programa Áreas Importantes para la Conservación de las Aves en Bolivia de la Asociación Armonía, Oswaldo Maillard, el avance de la población hacia los nidos de esta ave es consecuencia de la migración de personas que se dedican a la cosecha de castaña. Este espécimen mide 14 centímetros; los adultos presentan la corona y nuca de color gris, el resto de su cuerpo y cola tiene tonos café olivo. Maillard advierte la necesidad de desarrollar una planificación adecuada del avance de la mancha urbana para que el tilluche no desaparezca a corto plazo.

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