Los negociadores de un acuerdo mundial de lucha contra el cambio climático aprobaron ayer un borrador que deja todo el trabajo para la conferencia en París en diciembre, tras un dramático llamamiento de México, a punto de ser golpeado por un gran huracán.
Patricia, el peor huracán registrado en Norteamérica, provocó un inesperado momento de solidaridad en una conferencia llena de recriminaciones mutuas.
“Dentro de cuatro horas, el huracán Patricia golpeará la costa mexicana (...) No creo que tenga que decir nada más sobre la urgencia de lograr este acuerdo”, dijo con voz emocionada uno de los negociadores de la delegación mexicana, Roberto Dondisch, lo que suscitó los aplausos de la sala.
Durante cinco días, los negociadores de países ricos y en desarrollo se echaron la culpa de la falta de avance, bajo el recuerdo del fracaso precedente, en Copenhague, en la Conferencia sobre el cambio climático (COP) de 2009.
“Dejemos de lado nuestras diferencias”, pidió el negociador mexicano.
Para entonces los negociadores se disponían a alcanzar un principio de acuerdo, sobre un texto largo y confuso de 55 páginas, que deja en el aire lo más difícil.
Texto triplicado
La comunidad internacional quiere fijarse como meta que la temperatura del planeta aumente como máximo 2ºC, y para ello diseñó un ambicioso pacto para abandonar paulatinamente su dependencia de las energías fósiles, para controlar mutuamente el cumplimiento de los compromisos y para financiar el apoyo a los países más vulnerables.
Este último punto, las ayudas, dominó en el sprint final los intensos debates, con el denominado G77, que agrupa a 134 países en desarrollo y a China, en pie de guerra contra los países industriales.
En lugar de un borrador conciso, los negociadores se despidieron con un texto que casi triplica el que tenían el lunes, cuando empezaron los trabajos.
“El texto irá tal como está a París”, declaró el copresidente de la reunión en Bonn, el argelino, Ahmed Djoghalf, ante los representantes de 195 partes del acuerdo.
Argelia y Estados Unidos, el otro copresidente, redactarán un texto técnico que “acompañará” al borrador, lleno de corchetes, para ayudar a los ministros a detectar repeticiones e incongruencias.
Durante los debates, a menudo apasionados, el G77, presidido por Sudáfrica, llegó a utilizar la palabra “apartheid” para referirse a la forma en como presuntamente los países ricos ignoraban sus demandas.
“Es desafortunado ver como algunos países buscan (...) una retórica sobrepasada”, replicó en rueda de prensa Elina Bardram, negociadora de la Comisión Europea.
Documento
Los copresidentes de la negociación, el argelino Ahmed Djoghlaf y el estadounidense Daniel Reifsnyder, recibieron críticas por haber presentado el lunes pasado un texto de 20 páginas. Pero ambos habían trabajado por encargo de la asamblea de negociadores, que durante tres rondas, este año, parecían incapaces de hacer inteligible el texto.
“Hemos hecho nuestro trabajo. Como mínimo tienen un texto”, reaccionó el argelino a la prensa.
Al reabrir el texto, todas las delegaciones volvieron de golpe a inundarlo de enmiendas.
Entre otros temas difíciles, los países firmantes deben ponerse de acuerdo sobre un fondo anual de 100.000 millones de dólares, a partir de 2020, cuando entraría en vigor el acuerdo de París, para ayudar a los países más vulnerables a luchar y a adaptarse al cambio climático.
“La sesión de negociaciones (...) se terminó con la publicación de un nuevo proyecto, más largo pero más equilibrado”, reaccionó el ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius, en un comunicado. Francia tiene ahora ante sí la responsabilidad de buscar el consenso. Fabius convocó inmediatamente a los ministros de Medio Ambiente de las partes interesadas a una “pre-COP21”, que se celebrará entre el 8 y el 10 noviembre en París.
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