Los campesinos de la cuenca del río Tupiza trabajaron en un proceso de monitoreo de las aguas y los datos muestran que el recurso tiene niveles altos de acidez, según los indicadores que ellos mismos colectaron para llevarlos a una mesa de concertación a fin de debatir y encontrar soluciones al tema.
La contaminación es el resultado de pasivos ambientales de antiguas operaciones mineras, la minería informal y la magnitud del proceso natural de arrastre de sedimentos, informó el periódico digital del PIEB.
Desde “Agua Sustentable”, institución que impulsó y acompañó el proceso de intervención, el sociólogo Arturo Revollo explicó que el monitoreo comenzó con un análisis de las características sensoriales del agua (olor, sabor, color), posteriormente los campesinos aprendieron a utilizar los instrumentos (papel pH, lapiceros electrónicos) para analizar el pH, la conductividad eléctrica, la turbidez y la salinidad.
Los técnicos de “Agua Sustentable” estudiaron la cuenca, identificaron puntos estratégicos para hacer monitoreos y entrenaron a los jueces de agua de cada comunidad para hacerlo. “El monitoreo es público social -dice Revollo-, la idea es que todas las comunidades en coordinación con la Unidad de Medio Ambiente de la Alcaldía de Tupiza lo hagan. La Comuna tiene un software (preparado por Agua Sustentable), todas las comunidades llevan su información y el técnico tiene que sistematizarla. Para la mesa de concertación, él tiene que llevar gráficos que muestren en el comportamiento durante medio año. Eso da a la mesa una información técnica, veraz, científica, elaborada por las mismas comunidades”.
Los resultados muestran que en la cuenca alta, donde está la bocamina, los datos de pH están en niveles por debajo de lo permisible (entre 2 y 3), en la cuenca baja los datos siguen entre 3 a 4 (menor a 7 significa aguas ácidas).
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