Esta actividad estuvo dirigida por los expertos del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap) y contó con el apoyo de las comunidades que viven alrededor de la reserva, que fueron capacitadas para tal efecto.
El anillado de los pichones se realiza en los meses de marzo y abril porque en esta temporada las aves se encuentran en período de reproducción. Peritos en temática de conservación, como veterinarios, ornitólogos, limnólogos y ecólogos voluntarios, trabajaron en equipo en la tarea de determinar el peso, estado de salud, cantidad, biometría (largo del pico, ala y del torso) de las aves.
Esta información determinará el estado de conservación y población de esta frágil especie altoandina que efectúa sus migraciones entre Perú, Bolivia y Chile. Esta especie emblemática ha sido catalogada como vulnerable, de acuerdo con el status global de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y se la reporta en este estado de conservación de acuerdo con el Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia.
Las causas de la reducción de estas poblaciones de flamencos son la fragmentación de sus hábitats y la fragilidad de los humedales altoandinos, cuyos cuerpos de agua son contaminados. Otra causa es el turismo no regulado, la extracción de huevos, la destrucción de sus colonias y la cacería de ejemplares para utilizar sus plumas en las fiestas folklóricas.
Una de las grandes metas del trabajo de anillado es incentivar y promover la participación activa de comunidades locales y organizaciones ambientales en la conservación de esta especie.
La Reserva Eduardo Abaroa está en el extremo sur oeste del departamento de Potosí, provincia Sud Lípez, municipio San Pablo de Lípez. Es uno de los principales atractivos turísticos del país al estar unido al circuito del salar de Uyuni.
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