Las autoridades esperan sanción judicial para un extranjero que compraba partes de animales silvestres.
Las autoridades nacionales esperan la sentencia que aplicará la justicia a un extranjero acusado de traficar partes de animales silvestres de Bolivia. En su poder se hallaron más de 300 colmillos de jaguar, además de otras partes de ejemplares de diferentes especies, como cueros, plumas y otros. Ésta es solo una muestra de cómo operan los traficantes de fauna en el país, donde las autoridades admiten tener pocos recursos para afrontar la situación.
el traficante. La directora general de Biodiversidad, Teresa Pérez Chávez, informó que el más reciente caso de gravedad registrado, en torno al tráfico de especies en territorio nacional, tiene que ver con la venta ilegal de colmillos de jaguar, por parte de al menos un súbdito chino.
"El operativo lo realizamos en diciembre, en Rurrenabaque, junto con Pofoma (Policía Forestal y de Medio Ambiente) y con la Fiscalía. Primero, hicimos un seguimiento de varias semanas y logramos detener a un súbdito de origen chino, pero en la audiencia de medidas cautelares, se le otorgó detención domiciliaria".
Entre las cosas que le fueron decomisadas en su domicilio, se cuentan no solamente los dientes de jaguar, sino también cráneos, pieles y otros restos de animales silvestres.
Lo triste del caso, según Pérez, es que esta persona utilizaba a los pobladores del lugar para que encuentren estas especies. Se supo, por ejemplo, que les compraba en 100 dólares cada colmillo de jaguar. Por la cantidad hallada, se cree que pudieron haber sido cazados, con este fin, más de 50 animales, ya que a cada uno se le habrían extraído al menos cuatro colmillos.
Actualmente, esta Dirección espera la siguiente audiencia para conocer la sentencia que se aplicará en contra de esta persona.
Especies en doble peligro. Según la autoridad, el tráfico de especies ataca particularmente a aquellas que se considera que están en peligro de extinción.
"Hablamos principalmente de la vicuña, que está dentro del programa de conservación nacional que aprovechan las comunidades, pero el tráfico es por la caza furtiva, principalmente en fronteras. En el caso del caimán yacaré y el caimán negro, también en la frontera cruceña, por ejemplo San Martías y, en síntesis, lamentablemente hay algunos pobladores locales y otras personas que se prestan a este trabajo, por un muy bajo precio".
Como ejemplo, señaló que por cada cuero de lagarto, los traficantes pagan seis bolivianos, cuando las poblaciones amparadas en proyectos de desarrollo sostenible, consiguen 250 por cada uno.
300 colmillos de jaguar, al menos, hallaron las autoridades en la vvienda de un súbdito chino.
"La caza furtiva en Apolobamba es muy fuerte y para hacer un control tendríamos que tener un ejército, si es que no tenemos el apoyo de toda la población". Teresa Pérez Chávez - DIRECTORA DE BIODIVERSIDAD
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