De acuerdo a informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los gases que desprenden las llantas quemadas son altamente tóxicos y pueden provocar problemas serios en la salud, especialmente en lo que se refiere a las enfermedades respiratorias, dificultades en la reproducción e incluso generar cáncer.
En nuestro medio es común ver en las manifestaciones sociales la quema de llantas, pues los protestantes que realizan bloqueos deciden interrumpir las vías quemando llantas para llamar la atención, sin darse cuenta que están contaminando al medio ambiente y generando gases dañinos.
Las llantas están fabricadas en parte de productos derivados del petróleo, también dioxinas (sustancias dañinas) y posibles emanaciones de hidrocarburo, plomo y otros metales pesados, que con el tiempo pueden generar cáncer.
Según expertos en sustancias químicas, cuando una llanta es quemada se libera óxido de azufre, un gas sin color pero asfixiante, capaz de crear problemas en la respiración, además de dañar de gran manera al medio ambiente.
En forma global la quema de llantas o cualquier material sintético contribuye a los efectos del calentamiento global, pues los gases como el metano que liberan las llantas, son 21 veces más dañinos que el dióxido de carbono, lo cual provoca lluvia ácida.
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