sábado, 10 de noviembre de 2012

Cazadores y taladores de árboles amenazan vida de guardaparques

Cerca de 25 guardaparques, tanto dela Reserva Nacionalde Flora y Fauna Tariquía y dela Reserva BiológicaCordillera de Sama, arriesgan su vida con la finalidad de preservar la naturaleza y deben tratar con cazadores y taladores de árboles.

La Reserva BiológicaCordillera de Sama tiene nueve guardaparques o protectores de la flora y fauna de ese lugar. En ese grupo hay sólo una mujer. Ella es Elena Huayta Galeán. Hace un año que trabaja en ese sitio habitado por pumas, llamas, vicuñas, vizcacha, venado y zorro andino, entre otras especies. Además de las plantas como la yareta, cardón y paja brava.

Explica que Sama tiene dos zonas: alta y baja. En la primera, los guardaparques deben proteger la flora y fauna que está en riesgo por la cantidad de turistas que llegan a ese lugar. Mientras que en la segunda, deben estar pendientes de la llegada de cazadores, taladores de árboles y los que se ocupan de la extracción indebida de áridos.

Indica que no siempre tienen a su disposición las herramientas necesarias para realizar su trabajo. Entre ellas, los vehículos para trasladarse. Ahora, los nueve protectores cuentan sólo con tres motocicletas para cuidar1.085 kilómetroscuadrados.

“Nuestra vida es arriesgada – dice Huayta – Hay que apagar incendios, rescatar a la gente de riadas. Al ser guardaparque uno tiene que arriesgar su vida, dejar a su familia. Uno trabaja por amor a la naturaleza. No es suficiente nueve guardaparques”.

Ella junto a sus compañeros estuvieron frente a cazadores de aves. Quienes esconden el arma o los amenazan. Sin embargo, la única “arma” que tienen los protectores de la naturaleza, es la palabra.

Gabino Colque Armella es otro guardaparque dela Reservade Sama. Lleva 10 años realizando esa labor. Al igual que Huayta, indica que tuvo que tratar con cazadores y con los incendios. “El trabajo no es fácil”, comenta.

Los protectores de la reserva también deben tratar con las empresas que ejecutan proyectos en esa jurisdicción, debido a que muchas de ellas no cumplen con la normativa ambiental. “Cada obra que se haga dentro de la reserva tiene que ser en armonía con la naturaleza”, indica.

Arnulfo Aracena Zutana es un guardaparque dela Reserva Nacionalde Flora y Fauna Tariquía. Lleva 16 años en esa labor. Forma parte del grupo de 15 protectores de ese lugar.

Hace 16 años – como recuerda Aracena – el trabajo de los protectores de la reserva era más riesgoso que ahora, debido a que la gente que habita en ese espacio desconocía la labor que hacían los protectores de la flora y fauna y emitían amenazas contra ellos.

Según Aracena, hay un mercado de la madera en límites de la reserva, por tanto, los comunarios se dedicaban a la extracción de madera.

Recordó que trabajan en lluvias, vientos, frío, cruzando ríos, en el día o la noche.

“Nos encontramos con gente que no conocemos. Gente que viene de Bermejo, Argentina, que nos amenazan y vienen armados. Nosotros no tenemos la facultad de portar armas. Nuestra arma es la palabra. Siempre hemos estado en riesgo. A veces expuestos a ser atacados por animales”.

Según Aracena, los medios de transporte y de comunicación son las principales necesidades que tienen los guardaparques de esa reserva.

Alberto Terrazas, un protector del Parque Nacional Tunari, en su visita a Tarija, contó que en ese lugar hay problemas para conservar las cuencas hidrográficas de Cochabamba, además los incendios forestales son una amenaza, cada año.

Relató la experiencia que vivió cuando trabajaba en el Parque Nacional Carrasco, donde constantemente debía tratar con los dueños de los cocales ilegales, el narcotráfico y la extracción de madera indebida. “Varias veces hemos estados amenazados a muerte, con arma”.

Los protectores del Parque Nacional Tunari, como indica Terrazas, no cuentan con ningún equipamiento de trabajo.



NOTA DE APOYO

Ya murieron 13 protectores de áreas protegidas

Desde 1995, 13 guardaparques perdieron la vida en Bolivia, mientras realizaban su trabajo. El 8 de noviembre de ese año, Clemente Cruz, falleció en el Parque Nacional Amboró de Santa Cruz, cuando pretendía impedir la pesca ilegal en el río Ichilo.

En homenaje a Clemente Cruz es que cada 8 de noviembre, los guardaparques celebran su día.

De estos 13 protectores de la naturaleza, según el presidente dela Asociación Nacionalde Guardaparques, Raúl Salvatierra, algunos fueron asesinados, mientras otros perecieron en accidentes de tránsito, pero todos, cuando cumplían sus funciones.

El trabajo que realizan es por amor a la naturaleza, como indica Salvatierra. Siempre están vigilantes en su área de trabajo.

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