Hasta cierto punto las bolsas plásticas son los objetos que mayor utilidad ofrecen a la humanidad, pero a la vez se constituyen en uno de los principales agentes contaminantes tanto de la tierra como del agua.
Una publicación en la revista EnergyPress, señala que en Bolivia cada ciudadano por año utiliza 200 bolsas plásticas, haciendo una media total entre toda la población de 1.400 millones.
De acuerdo a las investigaciones ambientalistas recogidas por dicha publicación, el gerente de Publipan, Juan Beltrán, informó que a nivel mundial sólo se recicla el 1 % de las bolsas plásticas, pues resulta más barato fabricar que reciclar.
Una bolsa plástica tarda en degradarse hasta 1.500 años y miles de ellas debido a su bajo gramaje vuelan por los aires hasta quedar depositadas en las aguas o la tierra. Quedan estancadas en los desagües, flotando en ríos, lagos y océanos, incluso hasta formar especies de "islas de plástico", con el consecuente daño al medio ambiente y al hábitat de muchas especies.
En Oruro, al igual que otras ciudades, particularmente en los sectores alejados, existe innumerable cantidad de bolsas que cubre extensas zonas, afectando cultivos e incluso dando lugar a que algunos animales coman las bolsas plásticas que cubren los pastizales.
Pese al preocupante panorama, todavía se advierte el uso masivo, cuando por muy insignificante que sea una compra los comerciantes entregan la bolsa, aún siendo que el producto adquirido no necesita de otro envoltorio. Si no es el vendedor el que entrega la bolsa, hay personas que también exigen "una bolsita". Esta "bolsita" una vez cumplido su ciclo "útil" termina en la basura y es ahí donde se inicia el ciclo contaminante.
En Bolivia aún no existe una normativa seria que obligue a reducir el uso de las bolsas plásticas, sólo hay esporádicas campañas de entidades ambientalistas que intentan motivar la conciencia ciudadana para evitar o por lo menos reducir su uso.
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