Un grupo internacional de astrónomos contató que hubo una especie de “cambio climático cósmico” en los albores del Universo, descrito como un periodo de intenso calentamiento seguramente causado por quásares, según informó hoy la universidad inglesa de Cambridge.
El equipo de expertos, entre los que se encuentra el astrónomo George Becker, de esa universidad, llegó a esta conclusión tras medir la temperatura del gas que se encuentra entre galaxias.
Esas mediciones indicaron claramente que la temperatura en ese "medio intergaláctico” aumentó de forma progresiva entre el periodo en que el Universo tenía una décima parte de su edad actual y cuando había alcanzado un cuarto de la misma.
Los investigadores creen que ese calentamiento -llamado cambio climático cósmico- estuvo causado por quásares (acrónimo del inglés "quasi-stellar radio source,” o fuente de radiación cuasi-estelar), unos agujeros negros gigantes que se encuentran en el núcleo de las galaxias en formación y que emiten energía electromagnética, incluyendo radiofrecuencias y luz visible.
Según los expertos, la luz ultravioleta que irradian los quásares pudo haber causado una reacción con las nubes de gas existentes, que hicieron que subiera la temperatura de ese gas.
"Al principio de la historia del Universo, la mayor parte de la materia no se encontraba ni en las estrellas ni en las galaxias, sino que estaba dispersa en un gas muy fino que llenaba todo el espacio,” explica Becker en el comunicado emitido por la universidad de Cambridge.
"Ese gas proyecta una serie de sombras en la luz de los quásares, que son objetos brillantes muy distantes. Al analizar como esas sombras bloquean la luz de fondo emitida por los quásares, podemos deducir muchas de las propiedades del gas absorbente, como dónde está, de qué está compuesto y qué temperatura tiene,” precisa.
La luz de los quásares que examinaron los científicos tenía más de 10.000 millones de años cuando alcanzó la Tierra, y había viajado por grandes tramos del Universo.
Durante ese trayecto, cada nube intergaláctica por la que pasó la luz dejó un rastro, explican los científicos.
El efecto acumulativo de ese impacto actúa como un registro fósil de la temperatura en el Universo temprano, de la misma manera que el clima en la Tierra puede estudiarse a partir de bloques de hielo o troncos de árboles.
Según señalan los científicos en su estudio, que será publicado en la revista británica “Monthly notices of the Royal Astronomical Society,” las temperaturas experimentadas por el Universo en esa época eran enormes, comparadas con las terrestres actuales.
Así, la investigación sugiere que 1.000 millones de años después del Big Bang, el gas del Universo tenía una temperatura en torno a unos 8.000 grados Celsius.
A los 3.500 años, esa temperatura había aumentado a al menos 12.000 grados.
Este proceso de calentamiento muestra una tendencia contraria a la pauta normal del clima cósmico, en el que las temperaturas tienden a enfriarse con el tiempo, apuntan los expertos.
Por tanto, para que se produjera ese marcado incremento de la temperatura en los primeros años del Universo, algo sustancial debió de calentar el gas, argumentan, para concluir que seguramente fue la energía procedente de esos quásares de las galaxias jóvenes y activas de la época.
También desempeñó un papel fundamental en el proceso de calentamiento uno de los elementos más ligeros y abundantes en las nubes intergalácticas, el helio, cuya interacción con la fuerte luz ultravioleta procedente de los quásares generaba calor, afirman los científicos.
Una vez el suministro de helio fresco se agotó, el Universo empezó a enfriarse, lo que seguramente sucedió cuando tenía un cuarto de su edad actual.
Además de Becker, participaron en la investigación, que contó con datos obtenidos por los telescopios Keck en Hawai, Martin Haehnelt, del Instituto de Cosmología Kavli de la Universidad de Cambridge; James Bolton, de la Universidad australiana de Melbourne, y Wallace Sargent, del Instituto de tecnología de California (EEUU).
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