YA SE HA FIRMADO EL DOCUMENTO, PERO TODAVÍA DEBE RATIFICARSE POR LOS CONGRESOS | EL TIEMPO APREMIA, PERO EL CAMBIO CLIMÁTICO NO ES UNA PREOCUPACIÓN DE TODOS.
Durante los días que duró la COP21 en París, las palabras dinero, responsabilidad y urgencia fueron las que más se escucharon. Las que más veces se tradujeron. Y las que mostraron al mundo que el cambio climático y el calentamiento global eran de interés de los políticos y los economistas y ya no solo de unos cuantos ecologistas.
De las intensas dos semanas de negociación en esta reunión de los países miembros de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), emergió el llamado Acuerdo de París (ver infografía), en el que los países, algunos con menos ganas que otros, se comprometieron a adoptar medidas que palien de alguna forma, los efectos de los cambios en la naturaleza, sobre todo aquellos provocados por los humanos.
El Acuerdo de París tiene como objetivo central mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de dos grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales. Este acuerdo es un documento que ya fue firmado (el 22 de abril pasado en Nueva York) y que deberá ser ratificado en los parlamentos, en la mayoría de los casos, por al menos 55 de las partes involucradas, que sumen en total el 55% de las emisiones globales.
Reemplazará al hasta ahora único documento obligatorio, el Protocolo de Kioto, que estará en vigencia hasta 2020.
Y obviamente en sus páginas también refleja las tres inquietudes mencionadas arriba: El dinero, la responsabilidad y la urgencia.
Sin embargo, está determinado ya que los países se tomaron demasiado tiempo en darse cuenta de que el cambio climático también les afectaba a ellos. Sobre todo los países desarrollados, que se mezclaron en un tema político de medición de poder y no estaban dispuestos a avanzar un paso, si el supuesto antagonista no daba dos.
Ahora las cosas han cambiado.
Incluso hay quien lleva consigo a su nieta a la reunión madre del cambio climático en la inmensidad de los salones de las Naciones Unidas, para firmar a nombre de todo su país, la participación en el acuerdo, y así decir que se está comprometido con las nuevas generaciones. John Kerry, el actual Secretario de Estado de Barak Obama, fue el que quiso, con esta escena, borrar el recuerdo de que Estados Unidos durante el gobierno de George W. Bush, no ratificó el Protocolo de Kioto dando un pésimo precedente ante las otras potencias.
Hasta hace poco Canadá también había decidido desmarcarse de cualquier obligación, y le seguían Japón y Australia. Mientras que China, India y Brasil, que son considerados fuertes contaminantes, continuaban con el discurso de no poder adoptar medidas contra la emisión de gases tóxicos a la atmósfera por ser países en desarrollo.
Cada uno con su bandera y sin poder mirar en común, lo cierto es que finalmente hoy ya se paga una fuerte deuda y son los más vulnerables quienes más sufren.
Hoy el escenario del cambio climático tiene más apuro, los líderes son otros y prácticamente todos se han inscrito a participar en la lucha. Se han dado cuenta de que los refugiados climáticos, las sequías, las inundaciones, ya se cuentan en millones de dólares, en acceso a los recursos básicos y en la misma seguridad de los países. Y que todos son afectados.
Pero aun así, el registro de temperatura muestra un aumento. El pasado mes de febrero la temperatura global marcó un nuevo récord, reflejando una subida de 1,35ºC respecto a la era pre-industrial. Y por más que se decidiera en este momento dejar de contaminar, el planeta tardaría décadas en enfriarse.
Por ello hay quienes piensan que está muy bien el Acuerdo de París, muy loable el “esfuerzo” de ponerse en los zapatos del otro, muy noble el querer preservar la flora y la fauna que el modelo consumista está arrasando, pero no es suficiente. Y una de esas personas es el actor y activista Leonardo Di Caprio, quien ha donado varios millones de dólares a las poblaciones más vulnerables para ayudarlas en su sobrevivencia al cambio climático, ha producido documentales, etc., sobre el tema y es un ácido crítico al proceso que tantos años ha tomado en materializarse (y todavía falta por avanzar).
En calidad de embajador de paz de las Naciones Unidas, el galardonado actor celebró el paso dado por los países. "Es motivo de esperanza, pero esto no es suficiente", dijo recordando que es necesario ponerlo en marcha y crear una "conciencia colectiva nueva inspirada y alentada por la sensación de urgencia de todos". Y también se preguntó por qué se había tardado tanto y de dónde provendría el dinero para esta titánica batalla. Dinero, responsabilidad y urgencia.
UNA RE-UNIÓN SIN PRECEDENTES
La reunión de las Naciones Unidas que se llevó a cabo el pasado 22 de abril, rompió récord de asistencia. Más de 170 países, de los 195 que se adscriben a la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), firmaron el Acuerdo y ahora están procurando que se ratifique por sus gobiernos.
Hasta ahora al menos 34 países de todo el mundo han iniciado o completado el proceso de ratificación del Acuerdo de París. Esos 34 países son responsables de un 49 % de las emisiones contaminantes globales.
Ban Ki Moon, el secretario general de la ONU, que dio un intenso discurso de inauguración, subrayó que la lucha contra el cambio climático "no es una carga sino una oportunidad", y que puede ayudar a erradicar la pobreza, crear trabajos verdes, prevenir la inestabilidad, mejorar la vida de mujeres y niñas, etc. "La era del consumo sin consecuencias se ha terminado", dijo Ban recordando que los esfuerzos para 'descarbonizar' las economías deben intensificarse.
Y EN BOLIVIA...
Mientras que en casa, el Gobierno boliviano ha dicho que el Acuerdo de París, que firmó el Presidente Evo Morales en Nueva York, será prontamente ratificado por la Asamblea Legislativa, aunque no se ha determinado cuando.
Evo Morales ha culpado nuevamente en su discurso ante los países miembros de la CMNUCC al modelo capitalista del calentamiento global, aunque es muy difícil obtener respuestas del gobierno cuando se le pregunta acerca de la estación nuclear, la deforestación (una de las más altas de la región), las plantas termoeléctricas, el modelo extractivista o el cambio del uso de suelo. Bolivia está entre los 12 países de mayor deforestación actual, reveló un estudio de 15 centros de investigación publicado por la revista estadounidense Science en noviembre pasado. El país perdió 29.867 kilómetros cuadrados de bosques entre 2000 y 2012, indican imágenes satelitales y herramientas de Google.
Para el gobierno boliviano, en el Acuerdo de París, quedan pendientes la creación del Tribunal de Justicia Climática y la declaración universal de los derechos de la Madre Tierra.
QUIÉNES TIENEN LA BILLETERA
Sin embargo, y aún con el prometedor acuerdo, casi la mitad de los más importantes inversionistas mundiales no tiene en cuenta el cambio climático y el riesgo de que ese hecho pueda afectar sus propios activos, según un estudio de la ONG AODP (Asset Owners Disclosure Project), que analiza todos los años el compromiso ambiental de los 500 más grandes inversores mundiales (fondos de pensión, aseguradores, fondos soberanos, etc.).
Entre ellos, 246, que representan 14,3 billones de dólares de fondos, “ignoran completamente el riesgo climático”, constata la ONG, mientras que 97, que representan 9,4 billones de dólares de fondos, “realizan acciones efectivas para reducir el riesgo de cambio climático”.
Entre los criterios analizados, AODP considera que 10% de los inversionistas miden el ‘impacto carbono’ de su cartera de inversiones, mientras solo el 2% contempla objetivos de reducción de este impacto, o sea de las emisiones de CO2 surgidas a causa de las actividades de las empresas en las que tienen participaciones.
Sin embargo, no hay que ver necesariamente el vaso medio vacío, ya que el mismo informe constata avances con relación a la anterior clasificación, con un aumento del 63% de las llamadas inversiones de bajo carbono (138 billones de dólares) con respecto al año anterior.
MARRUECOS, A TOMAR EXAMEN
La próxima cumbre sobre cambio climático prevista para noviembre en Marruecos tendrá la responsabilidad de poner en marcha el Acuerdo de París, en especial lo referido a los mecanismos de apoyo para los países más vulnerables que soportan los efectos de sequías e inundaciones.
“El Acuerdo de París constituye una hoja de ruta que traza el camino, con objetivos precisos y con un dispositivo financiero que plantea el objetivo de crear un fondo verde con 100 mil millones de dólares de aquí a 2020″, explica el periodista, escritor y funcionario marroquí Driss El Yazami, integrante del Comité Organizador de la COP22 que se realizará en la ciudad de Marrakech, entre el 7 y 18 de noviembre.
El Yazami calificó al Acuerdo de París, alcanzado el diciembre pasado, como “un gran paso, después de 20 años de fracaso” y dijo que “ha puesto a la adaptación al mismo nivel que la atenuación y reconoció el papel de la adaptación y sobre todo ha reconocido la responsabilidad diferenciada entre los pueblos en el estado catastrófico en que estamos”.
En Marruecos se determinará cómo funcionará el llamado Fondo Verde, cómo se va a juntar el dinero y cómo se va a ser distribuir. La otra prioridad de esta reunión será la adaptación, es decir cómo poner en marcha los planes de adaptación país por país. La tercera es la transferencia de la tecnología, no solo del norte hacia el sur sino también de sur a sur.
Uno de los objetivos apunta a involucrar a las naciones, a las provincias y a los municipios en este proceso de apropiación de la lucha contra los cambios climáticos, porque esta lucha es un asunto que exige que se involucren las poblaciones, cambiando formas de comportamiento relativas al consumo y a la utilización del agua. Un cambio total. ¿Estamos dispuestos?.
(Con datos de CMNUCC, Telam, Cambio).
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